El regreso del Gran Premio de Australia al calendario de la Fórmula 1 después de las ausencias de 2020 y 2021 le trae buenos recuerdos al equipo Mercedes, aunque su presente dista mucho de aquel pasado exitoso de las Flechas de Plata.
El último GP aussie se remonta a 2019. Allí el finlandés Valtteri Bottas, vencedor de la carrera, y el inglés Lewis Hamilton le dieron el 1-2- al team regenteado por el austríaco Toto Wolff.
Pero el regreso a la isla-continente la tarea parece ser mucho más difícil para Mercedes. La escudería alemana, que ha ganado todos los campeonatos de constructores desde la llegada de los motores híbridos en 2014, atraviesa un inicio de temporada muy complicado.
Hamilton, tan sólo décimo en el pasado Gran Premio de Arabia Saudita, se encuentra en una extraña quinta posición Mundial, por detrás de su nuevo compañero de equipo y compatriota George Russell. “Por el momento nuestro rendimiento en pista no responde a nuestras propias expectativas”, reconoció Wolff.
Si bien para este fin de semana “no habrá solución milagrosa, nos esforzamos para hacer un progreso constante en las próximas carreras, para tener la esperanza de acercarnos a la cabeza”, aseguró el team-manager
“Estamos en una carrera de aprendizaje y en los dos primeros fines de semana ha quedado claro que tenemos mucho que comprender. En este momento, el rendimiento en pista no va acorde a nuestras expectativas, pero todos en las fábricas están muy centrados en entender los problemas y encontrar las mejores soluciones”, agregó Wolff.
Por tanto, no parece posible que Hamilton pueda lograr su séptima pole position consecutiva en el circuito de Albert Park o anotar su tercer éxito después de los conseguidos en 2008 y 2015…