Esa alegría que hoy sienten el argentino José María López, el inglés Mike Conway y el japonés Kamui Kobayashi por ganar las 24 Horas de Le Mans estuvo a punto de convertirse en una nueva frustración. Así lo reveló el Toyota GAZOO Racing, que debió reaccionar de manera rápida y eficaz ante un problema mecánico que sufrieron sus dos autos en la parte final de la prueba.
Si bien con el doblete que completado por el suizo Sébastien Buemi, el nipón Kazuki Nakajima y el neocelandés Brendon Hartley pareció que la marca japonesa tuvo todo bajo control, no fue así. En el último cuarto de la carrera el rendimiento de ambos vehículos se vio afectado por una falla que no fue fácil de arreglar.
El desperfecto ocurrió en el sistema de combustible y apareció primero en el auto de Buemi, Nakajima y Hartley. Eso los obligó a realizar paradas consecutivas para cargar carburante, algo que los alejó de López, Conway y Kobayashi. Mientras los pilotos seguían en la carrera, el equipo trabajó intensamente para subsanar el inconveniente que se agudizaba vuelta tras vuelta.
Se probaron varias opciones hasta que se encontró una particular solución: los pilotos del auto N° 8 tuvieron que activar una configuración específica en puntos definidos alrededor del circuito, algo que les devolvió el ritmo normal de stint.
La misma falla se experimentó luego en el auto N° 7 durante los turnos de Kobayashi y López. Utilizando el mismo protocolo que sus compañeros mantuvieron el problema bajo control para mantenerse en la pista e ir en busca del triunfo.
“Fue una carrera muy dura y una verdadera victoria del equipo en circunstancias difíciles. Estoy asombrado por la habilidad de nuestros pilotos para implementar nuestra solución sin pérdida de tiempo. Fue un verdadero esfuerzo de equipo; nunca nos dimos por vencidos”, explicó Hisatake Murata, responsable de la escudería nipona.
“Fue una carrera difícil. Durante las últimas seis horas tuvimos un problema que podría haberse convertido en algo realmente grande, pero el equipo encontró una solución para mantenernos en marcha”, reconoció Conway.
Más contundente fue el testimonio de Kobayashi: “Siempre supe que se requiere suerte para ganar Le Mans y hoy la tuvimos… Tuvimos que hacer un procedimiento especial para seguir funcionando. Hicimos todo lo que pudimos para sobrevivir durante las últimas horas; era un trabajo casi imposible. Normalmente, la carrera hubiese terminado ahí para nosotros, pero de alguna manera sobrevivimos porque el equipo trabajó muy duro e hizo lo correcto”.
