Después de varios días intensos entre anuncios y presentaciones, Agustín Canapino ya está listo para salir a acelerar el Dallara-Chevrolet de IndyCar propiedad del Juncos Hollinger Racing. No será con vistas a una exhibición, como el año pasado, sino para competir en la categoría estadounidense, que siempre calificó como “la más difícil del mundo”.
La pretemporada comenzará este jueves y viernes con dos días de ensayos en The Thermal Club cerca de Palm Springs, California. Allí el Titán se medirá con el resto de sus rivales de la serie yanqui.
“Necesito mantener la calma… Los fanáticos argentinos están muy locos en este momento, lo pueden ver en mis redes sociales”, dijo Canapino en un encuentro con la prensa en la previa de estos tests.
“Tienen que saber que este es mi primer año en IndyCar y es muy difícil. El Juncos Hollinger Racing es un gran equipo, pero aún está creciendo”, agregó el arrecifeño.
“Necesito ir paso a paso, especialmente en los óvalos, donde tengo mucho que aprender… Tengo muchas emociones en mi cuerpo, pero debo aprovechar esta oportunidad tal como se presenta”, confesó el múltiple campeón argentino, que realizó toda su campaña en la Argentina sobre autos de turismo.
Uno de los grandes desafíos que tendrá Canapino en su primera incursión en la IndyCar será tratar de asegurarse un lugar en la edición 2023 de las 500 Millas de Indianápolis a fines de mayo.
Ansioso por la posibilidad de estar en las míticas Indy 500, Canapino recordó que cuando tuvo la posibilidad de ver la carrera de 2019 dijo, “Dios mío, estos muchachos están muy locos’…. Pero ahora yo soy otro loco”.