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Libreta de apuntes

James Dean y Pequeño Bastardo, el Porsche maldito en el que encontró la muerte

El Porsche 550 A Spyder con el que el famoso actor perdió la vida provocó otras desgracias.

“Pequeño Bastardo”. Así se llamaba el Porsche 550 A Spyder en el que perdió la vida el actor estadounidense James Dean el 30 de septiembre de 1955. La particular denominación era obra de Bill Hickman, un amigo del protagonista de “Al Este del Paraíso”, “Rebelde sin Causa” y “Gigante”. Y un poco tenía que ver con las características de este auto de pequeñas dimensiones, con un motor trasero potente y de bajo peso. Ideal para carreras en ruta abierta o de resistencia.

Cuando ocurrió el accidente fatal, Dean estaba probando a “Pequeño Bastardo” en una ruta porque tenía intenciones de participar en una competencia en Salinas, cerca de San Francisco. En el cruce 41-46, en la localidad californiana de Cholame, se topó con un Ford que venía a gran velocidad.

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James Dean

Dean trató de esquivarlo, pero no pudo y le pegó de frente. El actor se rompió el cuello y falleció instantáneamente, mientras que el mecánico que lo acompañaba salvó su vida. El otro conductor, un joven estudiante, apenas se cortó la nariz. Aquel día, James Dean se convirtió en leyenda y “Pequeño Bastardo”, en un auto maldito…

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La chatarra de aquel Porsche fue comprada, tres años después del accidente, por George Barris, experto en la customización de vehículos para películas (le dio vida al Batimovil de la serie de TV, por ejemplo). No bien llegó al taller donde se iban a sacar las piezas que aún servían, el auto cayó del remolque que lo traía y le rompió la pierna a uno de los mecánicos. Además, un hombre que intentó llevarse el volante “como recuerdo” se rompió un brazo.

El propio Barris contó una curiosa anécdota sobre uno de sus colaboradores que se había llevado una pieza de metal. “Me dijo que debía devolvérmela porque desde que la tenía, todo le salía mal. Había perdido a su esposa, a su hijo, no tenía casa y estaba muriendo de una enfermedad en el hospital”, recordó. Pero eso no fue todo.

El motor que usaba se instaló en otro 550. El auto terminó destrozado contra un árbol y su piloto, muerto. Algo similar ocurrió con los vehículos que heredaron la caja de cambios (se dañó mucho en un accidente) y las gomas traseras (se reventaron juntas en plena carrera ocasionando un choque que le causó serias heridas al piloto, que murió después de estar un tiempo en coma).

Mientras esta racha negra se extendía, Barris reconstruyó a “Pequeño Bastardo” y lo dejó tal cual lo usaba Dean. Lo comenzó a llevar a exhibiciones, pero las cosas tampoco salían bien. Durante una exposición de seguridad vial en California se incendió el taller que lo albergaba. Y poco después, en un colegio secundario, se rompieron unos soportes que estaban cerca del auto y lastimaron a una estudiante en la cadera.

¿Y dónde está ahora el “Pequeño Bastardo”? Lo último que se sabe de él es que Barris lo llevó a una exposición de la policía de Florida en 1959 y que jamás regresó. En realidad, según reportó su dueño en ese entonces, el auto fue cargado en un camión y llegó ocho días después a California, pero cuando lo quisieron sacar del transporte, no estaba… J.J. Armas, un afamado investigador privado, descubrió diez años después que el Porsche jamás había sido cargado.

Barris llegó a poner una recompensa de un millón de dólares para que se lo devuelvan. Obviamente, desde ese momento recibió todo tipo de datos sobre su paradero. “Una vez me mandaron un mail desde la Argentina con fotos del auto. El tipo me dijo que quería la recompensa, a lo que le respondí que si realmente la quería primero debía, al menos, elegir bien el año del modelo que me mostraba. Las fotos eran de Porsche Speedster de 1960 y Dean murió en 1955”.

La leyenda también cuenta que Barris decidió terminar con la maldición mandando a desguace al auto. La primera vez, el camión que lo transportaba chocó y en el accidente falleció el conductor del transporte. Mientras que en una segunda oportunidad, el auto cayó del remolque, aunque no hubo víctimas… Lo cierto es que nadie más vio al “Pequeño Bastardo”, el auto maldito de James Dean.

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Diego Durruty

Soy un periodista con más de 30 años en el ruedo. Arranqué en revistas como CORSA, El Gráfico, Coequipier y SóloTC, pero también me aventuré en el mundo digital en SportsYa!, e-driver.com y kmcero.com. Si eso no te sorprende, también me escuchaste en las radios Rock&Pop y Vorterix.com. Ah, y no puedo olvidar mis coberturas del rally Dakar para la agencia alemana dpa. Hoy en día escribo en Automundo.com.ar y para que no se me escape nada, también conduzco el magazine Dos Tipos Audaces (Spotify, YouTube y Campeones Radio). ¡No hay quién me pare, amigo!

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