La renombrada casa de diseño italiana Ghia, famosa por sus carrocerías de aluminio para Alfa Romeo, Fiat y Lancia, así como por colaboraciones con Ford y Volkswagen, incursionó brevemente en la producción de automóviles propios.
Este viaje comenzó en la década de 1950 en asociación con Dual-Motors Corporation de Detroit, derivado de la avanzada labor de diseño de Ghia con Chrysler, especialmente los conceptos Dodge Firearrow.
El resultado fue el Dual-Ghia D-500, un descapotable de dos puertas con el impactante diseño de Ghia sobre la base de Chrysler. Sin embargo, su existencia fue efímera, con menos de 120 unidades producidas entre 1956 y 1958. Un destello de estilo que fusionó la elegancia italiana con la potencia estadounidense.
GHIA L 6.4: ELEGANCIA A MEDIDA
En 1961, Ghia presentó el Ghia L 6.4, un fastback coupé completamente personalizado sobre un chasis exclusivo y con pocos componentes Chrysler estándar. Este vehículo, construido exclusivamente a pedido, encarnaba la exquisitez con un motor Mopar V8 de 383 pulgadas cúbicas, generando más de 300 caballos de potencia.
Sin duda, el L 6.4, construido a mano, se contaba entre los automóviles más finos del mundo, pero su precio era asombroso, superando los 13.000 dólares. Lamentablemente, los costos de producción y las complicaciones de fabricar un automóvil en Italia y venderlo en Estados Unidos aseguraron una existencia breve aunque gloriosa, con solo 26 unidades construidas y vendidas.
El L 6.4 marcó el fin de una era como uno de los últimos GT ítaloamericanos con carrocería personalizada. Su legado sigue vivo, recordándonos una colaboración única entre el estilo italiano de Ghia y la potencia americana de Mopar, una joya automotriz que deslumbró en su breve, pero inolvidable paso por la historia.