Aunque en la actualidad la Argentina está muy lejos de la Fórmula 1, es un país que se ha ganado un lugar en la historia de la máxima categoría. En buena medida por lo realizado en la década de 1950 por Juan Manuel Fangio, que conquistó cinco títulos; y por José Froilán González, responsable de darle a Ferrari su primer triunfo en la especialidad.
De aquellos años, la temporada de 1954 ha quedado como el único ejemplo del dominio argentino en la F.1 ya que el campeón y el subcampeón representaron a la enseña celeste y blanca en un certamen en el que, además, el país celebró victorias en siete de las nueve fechas…
Aquel fue el quinto torneo del joven Mundial de Pilotos, que aún no acuñaba el término de Fórmula 1. Hasta ese momento Italia había ganado la mayoría de los cetros de la mano de Nino Farina (Alfa Romeo), en 1950; y Alberto Ascari (Ferrari), en 1952 y 1953. Solo Fangio (Alfa Romeo) en 1951 le había robado el festejo.
Como había ocurrido en 1953 el campeonato comenzó con el Gran Premio de Argentina, competencia que ganó Fangio sobre una Maserati 250F. Si bien el Chueco ya tenía un contrato firmado con Mercedes-Benz, la marca alemana aún no tenía el vehículo listo y por eso le permitió correr con los italianos.
Después del paréntesis de las 500 Millas de Indianápolis, competencia que formó parte del Mundial durante los ’50 aunque sin la participación de los equipos europeos; Fangio volvió a celebrar en el GP de Bélgica con la 250F, afianzándose así al frente de la tabla de posiciones. La racha victoriosa del balcarceño continuó en Reims, en el GP Francia, ya sobre el W196 germano.
En la quinta fecha del calendario, el GP de Gran Bretaña, Fangio no celebró, pero sí González, que repitió el triunfo con Ferrari como lo había logrado tres años antes. En esa carrera también se destacó otro argentino: Onofre Marimón (Maserati), que terminó tercero… Ese éxito le permitió al Cabezón ascender al segundo puesto del torneo y ubicarse a 13.5 puntos de Fangio, que había finalizado cuarto.
El GP de Alemania en el dificilísimo Nürburgring hubo doblete albiceleste con Fangio y González, pero ese resultado quedó en un segundo plano por la muerte de Marimón durante las prácticas.
Después de ver el cuerpo de Pinocho y de abrazarse y llorar junto a González, Fangio le dijo a su equipo que no quería correr, pero finalmente lo hizo. “Lo único que podía hacer era darle tiempo para reponerse del choque. Cuando finalmente le hablé insistiéndole en la necesidad de que corriera, me daba cuenta del cinismo con que yo debía aparecer a los ojos de los profanos; pero no hay lugar para los sentimientos en las carreras de coches. Al día siguiente la manera de conducir de Fangio hizo que 350.000 personas se levantaran de sus asientos”, contó Alfred Neubauer, director del equipo Mercedes, en su libro La velocidad fue mi vida.
En el GP de Suiza, el balcarceño y el arrecifeño volvieron a darle a la Argentina un 1-2. La victoria, además, le aseguró a Fangio la obtención de su segundo título, que se encadenaría con los conseguidos en 1955, 1956 y 1957.
En el GP de Italia el piloto de Mercedes logró su sexto triunfo del año; mientras que González terminó tercero, después de completar la carrera con la Ferrari de Umberto Maglioli. Ese puesto le aseguró al de Arrecifes el subcampeonato con el handicap de no correr en el GP de España, la última fecha del certamen que quedó para el inglés Mike Hawthorn (Ferrari), por estar recuperándose de un accidente sufrido en una carrera de Sport en Irlanda.
Aquel 1954 terminó con Fangio y González como los mejores pilotos del mundo. Fue un año que tuvo varias alegrías y también una profunda tristeza, pero en la historia quedará por siempre como aquella temporada en la que la Argentina fue potencia en la F.1.