El Gran Premio de Las Vegas de Fórmula 1 de 1981 le dejó un sabor amargo a los argentinos y, en especial, a Carlos Reutemann. El santafesino había llegado a esta prueba como líder del campeonato y tenía entre sus manos la gran posibilidad de coronarse campeón. Sin embargo, una serie de situaciones atentaron contra su objetivo y, finalmente, perdió la corona, que quedó para el brasileño Nelson Piquet.
Reutemann logró la pole con su Williams, pero no le sirvió de nada. Piquet, con el Brabham, arribó quinto y ganó el primero de sus tres títulos en la F.1 (también se consagró en 1983 y 1987).
Durante aquella temporada que lo tuvo como gran protagonista, Reutemann tuvo que sobreponerse al destrato de su propio equipo, que no le dispensó la atención que se hubiese merecido al ser un candidato al cetro.
Aquella definición de campeonato en el estacionamiento del Caesar’s Palace no fue la excepción. Pero para traer al presente cómo vivió esa carrera decisiva, qué mejor que leer la columna que el propio piloto escribió para Clarín horas después de la derrota…
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Allí, contó que había usado el chasis 17 aunque “personalmente tenía pensado correr con el 12, que era con el que había hecho el tiempo el jueves”. Su opinión cambió luego de hablar con los miembros del team inglés, que tenía como primer piloto al australiano Alan Jones. “La gente del equipo me indicó que era preferible hacerlo con el 17 porque era un chasis nuevo y además el 12 tenía muchos kilómetros encima…”. A eso se sumó que con ese chasis había sufrido un toque con Piquet en los entrenamientos y se dudaba que estuviese en buenas condiciones.
Reutemann describió que “al ir para la largada”, notó “el primer síntoma desfavorable: la caja de velocidades estaba bastante dura”.
“Mi largada no fue buena. No era para mi una largada más. Había muchas expectativas y era bastante lo que estaba en juego. Quedé tercero y poco después me superó Prost. Con el transcurrir de las vueltas siguientes, el rendimiento del coche fue decreciendo, y los problemas aumentando. Uno de los principales fue el de la caja de velocidades. Fue terrible. Por cada vuelta erraba tres o cuatro cambios. Una barbaridad, que no me permitía andar a la velocidad que era necesaria para sostener el ritmo de Laffite, Piquet y Andretti”, describió.
Sin embargo, la caja no fue el único problema. “También los espirales, mas duras que en el auto de Jones, me ocasionaron muchos inconvenientes. Tenía que entrar levantando el pie en todos los virajes en esa dirección porque no había equilibrio entre el tren trasero y el delantero. Y esto resulto fatal en un circuito como Las Vegas, que tiene las curvas más importantes hacia la izquierda. Así que no hubo más nada que hacer. Con mucho esfuerzo me mantuve en la pista, esperando que Piquet se quedara. Pero no fue así”, prosiguió.
“Sé que a muchos, ante el aplastante triunfo de Jones, les quedará la duda sobre las diferencias de atención que existieron entre los dos. Y bueno, quiero aclarar bien el tema. El equipo evidentemente trabajó todo el año para Jones. No lo digo ahora por este resultado sino que ya lo había manifestado anteriormente. El contrato estaba así: él era el uno y yo el numero dos. Y aquí no cambió. El trato que me dispensaron fue exactamente el mismo que durante la temporada. Y para muestra les cito este ejemplo. El jueves después de lograr el mejor tiempo en la clasificación estuve veinte minutos en el caravan del equipo sin que nadie me preguntase nada. Comprendí entonces que no tenía más sentido quedarme ahí. Agarré el bolso y me fui”, relató.
Obviamente, Reutemann no ocultó su fastidio con Williams. “A veces tuve que jugar al truco con el cuatro de copas. Pero todo esto ya es pasado. Lo real es que hubo alguien que ganó, Piquet, y otro que perdió, que fui yo. Lo demás no importa. Es el resultado lo que queda en la historia. Y ese resultado dice que Piquet es el campeón. Parece increíble. Aquel muchachito que en 1974 en Brasilia me ayudó a limpiar las llantas, ahora me gana el campeonato mundial. Qué curioso, ¿no?”, reflexionó.
“Personalmente estoy tranquilo, porque sé que desde el primer día puse todo mi esfuerzo y dedicación para lograr el título. Y pese a que hace 15 años que estoy en el automovilismo no me siento cansado. Ese título de campeón, que como nunca estuvo tan cerca de mí quizá ya no tenga otra oportunidad para lograrlo. Pero nada es definitivo. Sobre mi futuro hablaré más adelante, cuando lo haya reflexionado bien”, remató.
Pese a todo lo sucedido, Reutemann renovó su contrato con Williams, pero luego de las dos primeras carreras de 1982 decidió retirarse.