A inicios de la década de 1970, Ferrari revolucionó a la Fórmula 1 con el modelo 312B, creado por Mauro Forghieri, ingeniero y diseñador jefe de la Scuderia. Este vehículo estaba dotado con un singular motor V12 de 180 grados que le permitía al monoposto tener un bajo centro de gravedad y, además, contaba con un alerón trasero móvil, similar al DRS actual.
Gracias a estas características el auto se mostró competitivo en manos del belga Jacky Ickx, el suizo Clay Regazzoni, el neocelandés Chris Amon y el estadounidense Mario Andretti. Entre 1970 y 1975 el Ferrari 312B logró una decena de victorias, 22 pole positions y 21 récords de vuelta. Y ayudó al austríaco Niki Lauda a lograr el cetro de 1975 ya que lo usó en un par de carreras antes de pasarse a la 312T.
Tan relevante fue el 312B para la marca italiana que su historia llegó a la pantalla grande a través de una película.. El film se llama, simplemente, “Ferrari 312B” y fue dirigido por el italiano Andrea Marini.
La trama gira en torno al trabajo que hace un equipo de restauración para devolver a la vida a un 312B. En el grupo está, incluso, el propio Forghieri. El objetivo final es que el auto esté terminado para que el ex piloto italiano Paolo Barilla lo pueda conducir en el Montecarlo Classic, una competencia para autos de F-1 antiguos.
La película se nutre con testimonios de Ickx, Lauda, el escocés Jackie Stewart, el inglés Damon Hill y el austríaco Gerhard Berger, además de varios periodistas especializados. Sus palabras no solo enaltecen a la bella 312B, sino también a la propia Fórmula 1 de los ’70.