Incluso antes de que el TCR South America saliera a la pista por primera vez el año pasado se hablaba de la posibilidad de que Argentina y Brasil tuviesen sus propios campeonatos. La propuesta caía de maduro por una sencilla razón: el propio concepto del TCR, que tiene reglamento unificado a nivel mundial y con costos muy contenidos.
Los brasileños, que tienen un automovilismo con pocas divisiones, ya le están dando forma a su propio campeonato, que comenzará a rodar en 2023. Y en nuestro país se quiere hacer lo mismo, aunque quienes avalan esta idea tienen sus reparos, “porque hay una gran cantidad de categorías y una más no sería buena para el automovilismo”.
Justamente, a mediados de 2020, en una charla con Automundo, el ex piloto Víctor Rosso, integrante del TCR South America y también con un equipo en el Súper TC2000, propuso que la categoría de los motores turbo mute al reglamento TCR para darle forma a un campeonato nacional.
“Para mi en un corto plazo nosotros (por el Súper TC2000) tendríamos que ir mutando para tener un reglamento similar (al TCR) porque lo nuestro se ha hecho muy caro y es difícil encontrar el presupuesto. No habría que destruir nada. Sería el paso siguiente, sería mutar para el lado del TCR. Sería hermoso tener un TCR Argentino…”, dijo el ex piloto.
Lo que el año pasado parecía poco probable hoy no lo es tanto teniendo en cuenta el presente del Súper, que tiene entre sus filas a solo dos equipos de fábrica (Toyota y Chevrolet) y un parque que en el arranque del torneo no superaría las 16 unidades.
Aunque la inversión para adquirir un TCR es importante para la economía local, unos 130.000 euros, eso se compensa con la normativa técnica que impide los desarrollos. A eso se suma el Balance de Performance (BoP, por sus siglas en inglés), un sistema que equipara las prestaciones de todos los vehículos y que asegura la competitividad.
Por lo pronto, el TCR Argentino es una idea, aunque día a día capta más adeptos. El tiempo dirá si se transforma en realidad.