Solo aquellos que verdaderamente entienden de automovilismo saben que las dos victorias que logró José María López el 28 de mayo de 2016 en el circuito alemán de Nürburgring, escenario en esa oportunidad de la quinta fecha del Mundial de Turismo, deben ocupar un lugar destacado en la historia del deporte argentino.
Porque ganar en el legendario circuito de 22 kilómetros no es para nada fácil. Si hasta el inglés Tom Chilton, rival del cordobés y su escolta en la primera de las dos carreras que disputó el WTCC aquel fin de semana, lo animó a ser un poco más eufórico con su festejo por la magnitud de lo conseguido.
Es que las características de la pista alemana hacen que cualquier triunfo tenga un sabor especial, más allá de la categoría en la que se consiga. Si hasta los propios germanos tiene un título honorífico para los que se lucen en esta pista: el de Ringmaster, algo así como Maestro del Circuito…
Aquellos que siempre dijeron que López no tenía rivales en el WTCC por la supremacía del Citroën Total Racing deberían tener en cuenta algunas cosas que hizo el cordobés en el “Ring” antes de sostener semejante afirmación.
El entonces bicampeón, que ya había ganado una de las dos carreras disputadas en este escenario en la visita de 2015, marcó la pole position con un tiempo que le permitió bajar en dos segundos su propio récord. El brillante resultado lo consiguió con un auto que pesaba 80 kilos más que el del año anterior debido al lastre que los Citroën C-Elysée tenían esa temporada. Como si eso fuera poco, Pechito le sacó tres segundos y medio a su escolta, el francés Yvan Muller, su compañero de equipo…
En el circuito Nordschleife de Nürburgring también ganaron Juan Manuel Fangio (1954, 1956 y 1957) y Carlos Reutemann (1975), en los GP de Alemania de Fórmula 1; y Esteban Guerrieri (2018), en el WTCR.
El primer triunfo sabatino lo logró luego de largar noveno y tras zafar, con una maniobra magistral, del accidente que involucró al portugués Tiago Monteiro (Honda) y a Muller, quienes se pegaron delante del argentino cuando los tres luchaban a 250 km/h por el primer lugar. Aunque Pechito aseguró que recibió “la ayuda de Dios”, tuvo su mérito para encontrar en una fracción de segundos un lugar para pasar entre los autos golpeados y el guard-rail que rodea la estrecha pista.
En la carrera 2 no tuvo tanto trabajo. Ocupó el primer puesto de la grilla gracias a la pole y se recuperó rápidamente de una mala largada, en la que el peso extra de su auto le permitió al húngaro Norbert Michelisz (Honda) ser líder durante solo dos curvas. “Preferí ser más cauto y cuidar la goma”, dijo en referencia a su táctica más conservadora, pero acertada ya que varios rivales penaron con el caucho de Yokohama. Está claro que para ganar en Nürburgring no solo hay que ser veloz, sino también inteligente.
Con Monteiro y Muller sin puntos en la cita germana (no participaron en la carrera 2 porque no se pudieron reparar sus autos a tiempo), López incrementó con sus dos éxitos su ventaja en el campeonato. “Hemos pasado el ecuador del torneo y los 55 puntos conseguidos este fin de semana me dan un enorme impulso. Ahora son los otros los que deben arriesgarse para atraparme”, reconocía, con razón, el piloto de Río Tercero.
Sin dudas, aquel doblete en Nürburgring fue la frutilla de una temporada que, nuevamente, lo volvió como un gran campeón.
