A diferencia de lo que sucede hoy en día con los pilotos que compiten en la Fórmula 1, que concentran su actividad ciento por ciento en la máxima categoría, en épocas anteriores los corredores solían participar en otras especialidades y hasta apuntarse en desafíos poco comunes. Un caso fue el del inglés Stirling Moss, conocido como el campeón sin corona por los cuatro subcampeonatos de F.1 que logró entre 1955 y 1958.
El 23 de agosto de 1957, Moss se convirtió en recordman detrás del volante de un MG EX 181. Aquel día, el británico los mecánicos de MG Motors se desplazaron hasta el salar de Bonneville, en Utah, Estados Unidos, para romper la marca vigente de 326,69 km/h establecido por Goldie Gardner en 1939.
Los 395,32 km/h que alcanzó Moss al volante del bólido de MG sirvieron para establecer un nuevo récord mundial de velocidad en tierra para los vehículos de la Clase F, con motores de entre 1.1 y 1.5 litros.
Para lograr el récord el piloto británico tuvo que completar dos vueltas al recorrido de un kilómetro en línea recta ubicado sobre la superficie del desierto de sal de la región norteamericana. La marca de Moss fue la media de velocidad máxima alcanzada en cada una de ellas.
El MG EX 181 fue un automóvil único no solo por los récords conseguidos, también por su estética y por su proceso de producción. Y es que, el proyecto inicialmente ideado por MG, se convirtió en un vehículo capaz de superar todas las expectativas.
Después de someterse a exigentes pruebas en el túnel del viento de Armstrong Whitworth para determinar la forma del vehículo en función de su comportamiento aerodinámico, los ingenieros de MG comenzaron una producción artesanal para dar al MG EX 181 su aspecto definitivo.
La escasa altura sobre el asfalto era la característica principal del vehículo, que utilizó un chasis tubular hecho a medida, con una suspensión delantera derivada del MG MGA y un eje De Dion como suspensión trasera.
Todo ello envuelto por una carrocería en forma de lágrima que apenas ofrecía resistencia aerodinámica. El motor se alojaba en la parte central del automóvil, con la cabina justo por delante para ofrecer el hueco exacto para el conductor, que pilotaba en posición recostada.
El MG EX 181 estaba impulsado por un motor sobrealimentado de 1,5 litros con doble cámara que había sido ajustado para funcionar con una mezcla de metanol con nitrobenceno, acetona y éter sulfúrico. La unidad desarrollaba una potencia máxima de 290 CV a 7.300 rpm con un par máximo de 699 Nm a 5.600 rpm.
Dos años más tarde, el MG EX 181 conseguía una versión mejorada de su motor para alcanzar los 300 CV, permitiéndole al estadounidense Phil Hill, campeón de la F.1 en 1961, establecer un nuevo récord de velocidad al llegar hasta los 410,23 km/h.
Unos datos de leyenda que hicieron del MG EX 181 un vehículo histórico para la marca y para todos los amantes del automovilismo, que lo pueden descubrir a día de hoy en la exposición del British Motor Museum de Warwickshire, Inglaterra.