
Imagina esto: el rugido contenido de cientos de motos clásicas y modernas de estilo retro retumbando por las calles de Buenos Aires. El sol de otoño ilumina los trajes de tweed, las corbatas bien anudadas y los bigotes perfectamente estilizados. No es una escena sacada de una película de época ni una extravagante reunión de dandi nostálgicos. Es el Distinguished Gentleman’s Ride (DGR), una de las rodadas más elegantes y solidarias del mundo, que este 18 de mayo volverá a transformar ciudades enteras en pasarelas de sofisticación y pasión por las dos ruedas.
CÓMO NACIÓ EL DISTINGUISHED GENTLEMAN’S RIDE
La historia del DGR arranca en 2012 en Australia, cuando Mark Hawwa, inspirado por una imagen del actor Jon Hamm interpretando a Don Draper en la serie Mad Men, decidió que el motociclismo necesitaba un evento que celebrara la elegancia y, de paso, sirviera para una causa mayor.
Lo que comenzó como una idea descabellada pronto se convirtió en un fenómeno global: una rodada simultánea en más de 1.000 ciudades de todo el mundo, con un propósito claro: recaudar fondos y generar conciencia sobre el cáncer de próstata y la salud mental masculina.
UNA CAUSA QUE VA MÁS ALLÁ DEL ESTILO
A simple vista, el DGR puede parecer un desfile de motocicletas vintage y vestimenta refinada, pero su verdadera esencia está en el mensaje que transmite. La campaña de recaudación de fondos, organizada junto a la fundación Movember, ha logrado reunir más de 45 millones de dólares desde su creación. ¿El objetivo? Financiar investigaciones, tratamientos y programas de apoyo para hombres que enfrentan problemas de salud que muchas veces son tabú en la sociedad.
REQUISITOS INELUDIBLES
Si te entusiasma la idea de unirte al DGR, hay dos condiciones innegociables: vestimenta y motocicleta. El dress code es claro: atuendos inspirados en la elegancia clásica, trajes bien cortados, chalecos, camisas con pajarita y accesorios que destilen estilo. Aquí no hay lugar para chaquetas de cuero con parches de clubes ni equipamiento deportivo. El objetivo es canalizar la estética de los caballeros de antaño con una buena dosis de creatividad.
En cuanto a la moto, el DGR no es una rodada abierta a cualquier tipo de máquina. Aquí reinan las motocicletas clásicas y contemporáneas con estética vintage: café racers, bobbers, scramblers y choppers de espíritu retro. Si tienes una naked moderna o una deportiva agresiva, este no es tu evento, pero si cuentas con una Triumph Bonneville, una Royal Enfield Interceptor o una BMW R nineT, entonces estás en el lugar indicado.
EL FUROR DEL DGR: BUENOS AIRES A LA CABEZA
El crecimiento del DGR en Argentina ha sido explosivo, y Buenos Aires se ha convertido en un referente a nivel mundial. En los últimos años, la capital argentina ha logrado reunir la mayor cantidad de riders en una sola ciudad, superando a potencias tradicionales como Londres o Sydney. En 2024, más de 5.000 motociclistas tomaron las calles porteñas, una cifra récord que promete ser superada en esta edición. Para certificar que sea así, no olvides registrarte aquí.
Pero Buenos Aires no es la única ciudad argentina que se ha sumado al fenómeno. Córdoba, Rosario, Mendoza y Mar del Plata han organizado sus propias ediciones del DGR con una convocatoria en crecimiento. En cada una de estas urbes, la escena motociclista encuentra en el DGR una excusa perfecta para combinar la pasión por las motos con el compromiso social.
UN EVENTO QUE TRASCIENDE GENERACIONES
Más allá del espectáculo visual y la recaudación de fondos, el DGR se ha convertido en un punto de encuentro intergeneracional. Aquí se cruzan veteranos del motociclismo con jóvenes entusiastas que descubrieron el mundo de las dos ruedas en la era digital. No es raro ver a padres e hijos compartiendo la ruta, ni a grupos de amigos que, más allá de la cilindrada, comparten una misma filosofía de vida: rodar con clase y con un propósito.
Este 18 de mayo, las calles volverán a vestirse de elegancia, los motores rugirán con estilo y, sobre todo, se reafirmará la misión del Distinguished Gentleman’s Ride: demostrar que la caballerosidad no ha muerto y que, sobre dos ruedas, se puede cambiar el mundo.