Como cada 31 de mayo, en la Argentina se celebra el Día Nacional de la Cerveza. Una buena excusa para recordar un momento histórico que marcó un antes y un después en la publicidad de esta popular bebida en Argentina y que está directamente relacionada con el automovilismo.
Fue en el 7 de febrero de 1949, durante una emocionante carrera que se llevó a cabo en los bosques de Palermo como parte de la Temporada Internacional de autos de Grand Prix, cuando se vio por primera vez un auto con un sponsor, que era nada más y nada menos una marca de cerveza.
El protagonista de esta hazaña fue el intrépido y talentoso Oscar Gálvez, quien llevó a la victoria en aquella lluviosa jornada a un Alfa Romeo 8C-308 pintado en los llamativos colores azul y amarillo y en el que se destacaba el logo de la célebre cerveza Quilmes, fundada en 1888 por el visionario empresario alemán Otto Bemberg.
El automóvil que llevó a Gálvez a la victoria estaba equipado con un poderoso motor de ocho cilindros en línea, fabricado en 1935, y un chasis proveniente de un modelo 308 de 1938. Con un peso de 870 kilogramos y una potencia impresionante de 330 CV a 5.400 rpm, este vehículo era capaz de alcanzar velocidades máximas de hasta 275 km/h.
Aquel éxito conseguido por Gálvez es sumamente recordado por ser la primera vez que un piloto argentino derrotó a los europeos después de varias carreras de esas Temporadas Internacionales realizadas desde 1947 en distintos escenarios como los callejeros de Retiro, Rosario y Mar del Plata.
Este hecho no solo fue un hito en la historia del automovilismo, sino también un momento clave para la publicidad en el deporte. En Europa, recién en 1958, durante el Trofeo de Dos Mundos, se pudo apreciar una publicidad similar en un auto de carreras, específicamente en el Maserati Eldorado conducido por el legendario Stirling Moss. Sin embargo, en aquel momento en Argentina, Oscar Gálvez ya había dejado su huella en la pista con la cerveza Quilmes como su fiel acompañante.
El propio Gálvez, en una ocasión, compartió detalles de su relación con Quilmes: “Arreglamos 4 mil o 5 mil pesos por carrera: a veces me daban un poco más y otras, un poco menos, pero el lunes siguiente a cada competencia pasaba y tenía el cheque listo para cobrar”.
Esta asociación entre el valiente piloto y la emblemática marca de cerveza se extendió también a su exitosa campaña en el Turismo Carretera, donde juntos conquistaron innumerables triunfos.