En un tranquilo lugar de las Midlands (Tierras Medias) británicas, el artista Jonny Ambrose da los últimos retoques a un encargo. De las paredes de su estudio, situado en el campo de Warwickshire, cuelgan docenas de obras de arte tridimensionales similares.
Se trata de esculturas que representan siluetas y detalles de coches clásicos de serie y de carreras. Es un tipo de arte automovilístico único que ha ido ganando adeptos en todo el mundo, entre los que figuran coleccionistas que encargan interpretaciones de sus propios vehículos junto con algunos iconos del automovilismo del siglo XX.
Ambrose descubrió su afición por el arte automovilístico en la infancia, tras quedar fascinado con las formas y decoraciones de los monoplazas de Fórmula 1 de la década de 1970. La pasión se mantuvo intacta a lo largo de sus años de estudiante, lo que finalmente le llevó a cursar Bellas Artes en la Universidad de Nottingham a principios de los ‘90.
Para el proyecto de fin de carrera, Ambrose presentó esculturas de casi dos metros de altura inspiradas en automóviles, varias de las cuales terminaron expuestas en el antiguo Museo del Gran Premio, situado en el circuito británico de Donington Park.
ESTILO INNOVADOR Y VERSÁTIL
Tras una exitosa carrera en la industria de los videojuegos, Ambrose se convirtió en artista a tiempo completo en 2016. A partir de aquel momento, su creatividad innata y su pasión por los coches se vio complementada por su dominio técnico del diseño, lo que le sirvió para encontrar rápidamente un estilo innovador y versátil.
Su lenguaje estilístico celebra hoy las formas elegantes y orgánicas creadas por los diseñadores de automóviles de carreras. Para sus creaciones utiliza una mezcla de materiales que van desde maderas macizas y aluminio hasta resina y fibra de carbono, a menudo exagerando suavemente las formas aerodinámicas para crear una sensación visceral de velocidad.
Repartidos por el estudio de Ambrose hay relieves monocromáticos de varios Porsche 917 y 911. También hay detalles de pasos de rueda, alerones, llantas y otros componentes. Los estantes están repletos de modelos en miniatura impresos en 3D, que son en realidad interpretaciones alargadas de modelos Porsche reconocibles, mientras que otras esculturas de mayor tamaño de un 904 Carrera GTS y un 911 RSR Mary Stuart descansan sobre un banco de trabajo. Junto a ellos figura un 935 Moby Dick a medio terminar, hecho a base de piezas de carbono cortadas con láser.
“Durante décadas, la rica historia de Porsche en las carreras ha sido una fuente constante de inspiración para mí”, dice Ambrose. “Sus coches de competición tienen formas esculturales y hay una gran variedad que abarca desde el elegante y llamativo 908 hasta los 917 y 936, pasando por el 956 o el actual 919. Todos son diferentes y todos tienen diseños tan atrevidos como expresivos”.
SERIE DE PEQUEÑOS MODELOS IMPRESOS EN 3D
Los materiales que elige Ambrose son parte de su magia. Al artista le gusta yuxtaponer la calidez orgánica de la madera con la precisión clínica de lo hecho por el hombre, y recientemente ha comenzado a experimentar con la impresión 3D. Sus primeras creaciones pertenecen a una serie de pequeños modelos basados en el 917, entre los que figuran desde las primeras versiones de cola corta hasta el posterior 917/30 Can-Am Spyder. Todos ellos están casi imperceptiblemente estirados y aplanados para acentuar la sensación de movimiento.
Los procesos automatizados de CAD y de impresión láser quedan complementados por otros más tradicionales, que evidencian el interés de Ambrose por la artesanía. Esto, por ejemplo, se ve en la habilidad de curvar madera con vapor, un proceso minucioso que produce formas complejas que no se pueden replicar con métodos más modernos.
AMOR POR LA ARTESANÍA
“Me encantan la veta y la textura de la madera, así como los contrastes que encuentras en el nogal y el roble”, explica Ambrose. “Y el curvado con vapor te permite crear formas fluidas y retorcidas que reflejan el movimiento natural del aire, lo que le da a mi trabajo un toque característico. Y, por supuesto, la madera contrasta muy bien con los procesos y materiales más modernos, que son más duros y angulares”.
El último trabajo de Ambrose es el más ambicioso hasta la fecha. Exige un uso exhaustivo de CAD y de impresión 3D, junto con habilidades manuales precisas y, quizá por encima de todo, niveles de paciencia sobrehumanos. Se trata de un modelo de tamaño medio de un 917 cola corta, construido casi en su totalidad con tubos de fibra de carbono y aluminio.
Las secciones de aluminio replican el diseño del chasis original del automóvil, mientras que los elementos de carbono conforman la carrocería y las ruedas, sutilmente estirados según el estilo característico de Ambrose para acentuar esa sensación de movimiento. El trabajo se compone de unas 2.000 piezas individuales, unidas por conectores impresos en 3D increíblemente enlazados, diseñados por Ambrose durante un tortuoso periodo de dos meses en su ordenador. El montaje posterior lo llevó a cabo en tres semanas.
UN 917 BASADO EN EL GANADOR DE LE MANS DE 1971
“Había estado trabajando con formas más elegantes y alargadas durante un tiempo inspirado por ese momento en el que un diseñador de automóviles tiene una idea inicial y esboza libremente una forma en su sentido más puro, antes de que la función se imponga sobre la forma. El 917 a escala media se basa en el ganador de Le Mans de 1971, que no solo era tan espectacular de contemplar, sino que tenía este radical chasis de magnesio oculto bajo su carrocería, que lo hacía aún más ligero y delicado”, dice Ambrose.
Su próximo proyecto, actualmente en las primeras fases de diseño, promete ir más allá. “Mi objetivo es hacer un modelo a gran escala en la misma línea del 917 que, con suerte, será la pieza central de una exposición o espectáculo. Porsche celebra el 40º aniversario del 956 el próximo año, lo que supone una propuesta tan fascinante como desafiante para mí. La de este coche es otra bonita e inconfundible silueta con otra historia de fondo extraordinaria. Estoy deseando ver cómo evoluciona el proceso”.