Desde hace más de 210 años, Peugeot se ha adelantado a los tiempos y anticipado a los cambios de comportamiento, abriendo el camino a nuevas soluciones de movilidad. Como campo de pruebas tecnológico por excelencia, el automovilismo le ofrece a la marca francesa la oportunidad perfecta para desplegar plenamente su capacidad de innovación y lo refleja con el Peugeot 9X8, el Hypercar con el que intentará reverdecer en 2022 los laureles logrados en las 24 Horas de Le Mans.
La gran aventura de Peugeot en Le Mans y en las carreras de resistencia comenzó a principios de los ‘90. Fue entonces cuando el León volvió al circuito de La Sarthe como equipo oficial con el Peugeot 905 dentro del Mundial de Sport Prototipos, rebautizado ahora como Mundial de Resistencia.
Con el 905 la marca mostró con total claridad su objetivo de ganar las legendarias 24 Horas de Le Mans. El programa de desarrollo de este Peugeot Sport Prototype se inició en diciembre de 1988.
Presentado en febrero de 1990, el coche suponía un soplo de aire fresco: innovador, con una pureza visual absoluta y el característico frontal de los modelos de la marca de esa época. Construido sobre un chasis de fibra de carbono diseñado en colaboración con Dassault, contaba con un motor V10 de 3,5 litros y 40 válvulas de 650 CV, muy cercano a los niveles de la Fórmula 1.
Peugeot compitió con los fabricantes de coches de resistencia más habituales del certamen, sobre todo con Porsche y Jaguar, y con aspirantes emergentes como Toyota y Mazda.
El Peugeot 905 brilló en 1992 permitiéndole a la marca conquistar el título entre los constructores y ganar también en las 24 Horas de Le Mans con los ingleses Derek Warwick y Mark Blundell y el francés Yannick Dalmas.
Aunque la frutilla del postre del proyecto llegó en 1993 al adueñarse del podio en Le Mans. La victoria quedó para los galos Eric Hélary y Christophe Bouchut y el australiano Geff Brabaham. El segundo puesto fue para el belga Thierry Boutsen, Dalmas y el italiano Teo Fabi y el tercer lugar para los franceses Philippe Alliot, Jean-Pierre Jabouille y el italiano Mauro Baldi.
INNOVACIÓN Y RETOS TÉCNICOS DEL PEUGEOT 9X8
Tras el Peugeot 905, y después el 908 de 2007 a 2011, Peugeot regresa con fuerza a las carreras de resistencia con el 9X8 que está en pleno desarrollo.
Al igual que el 905 treinta años antes, el 9X8 reutiliza las señas de identidad estéticas de la marca: es un coche estilizado, esbelto y elegante, que genera una reacción y encarna la velocidad. Lo primero que se aprecia es su firma lumínica delantera y trasera, con las tres garras características del león. Sus laterales son elegantes y estructurados. Los retrovisores están integrados en el chasis, que parece no oponer resistencia al aire.
En la parte trasera está presente un gran difusor enmarcado por elementos finamente cincelados que albergan los pilotos, y un gran detalle que subraya la característica innovadora más llamativa del 9X8: ¡no tiene alerón trasero!
En cuanto al motor, se ha optado por la hibridación al combinar un V6 biturbo naftero de 500 kW (680 CV), que impulsa las ruedas traseras, y un motor/generador eléctrico de 200 kW (270 CV), que impulsa las ruedas delanteras. El reglamento establece unos límites claros para el funcionamiento del sistema, que permite que los coches híbridos circulen con tracción a las cuatro ruedas: define el umbral de transferencia de energía a las ruedas delanteras y estipula que la potencia media total del conjunto no puede superar los 550 kW (750 CV).
La tecnología híbrida es, por lo tanto, una ventaja, ya que permite adoptar la tracción total, pero también supone un enorme desafío técnico, dada la complejidad de la gestión del conjunto motriz.
Esto es precisamente en lo que está trabajando Peugeot, que está comprometida con la electrificación acelerada de su gama y está ansiosa por generar desarrollos técnicos ambiciosos y ganar a lo grande en competición. En última instancia el programa 9X8 debe beneficiar a los futuros modelos de calle electrificados del León.