Las libertades reglamentarias que proponía la categoría Can-Am (Canadian-American Challenge Cup) provocó que en su apogeo, durante los primeros años de la década de 1970, aparecieran todo tipo de vehículos. Uno de los más emblemáticos fue el Chaparral Modelo 2J, que contaba con soluciones adelantadas para su tiempo.
Haciendo honor a su nombre, el veloz pájaro chaparral que también es conocido como Correcaminos, los autos concebidos por Chaparral Cars se caracterizaban por ser muy rápidos gracias a sus atípicos desarrollos aerodinámicos.
La empresa fundada en 1962 por Jim Hall y James Sharp había ganada mucho prestigio gracias a la calidad y performance de sus autos, que siempre tenían algún dispositivo que sorprendía a sus rivales. Eso sucedió cuando la escudería se presentó en la tercera fecha del torneo de 1970 en el circuito Watkins Glen.
El auto parecía una caja de zapatos. No contaba ni con grandes alerones, ni con flaps móviles, aditamentos que Chaparral ya había utilizado en sus anteriores modelos y que habían sido prohibidos por la Federación Internacional del Automóvil al considerarlas piezas aerodinámicas móviles.
Todos se preguntaban cómo ese auto tan singular iba a producir el efecto suelo necesario para ir a fondo en todo el circuito. El secreto estaba en la parte posterior donde había dos ventiladores M109 Howitzer de 17 pulgadas impulsados por un motor de 45 CV de una motonieve que eran capaces de succionar más de 273 metros cúbicos de aire por minuto a 6.000 revoluciones.
El objetivo de los ventiladores era “chupar” el aire que había debajo del coche para lograr un mayor agarre y tener una mejor maniobrabilidad a cualquier velocidad. Para contener la succión se utilizaban unos faldones de plástico en la parte inferior del vehículo.
Ese sistema, que le permitía al auto descender cinco centímetros a partir de los 65 km/h, se acoplaba a la perfección con el resto de la mecánica compuesta por un motor Chevrolet de aluminio de 700 CV y una transmisión semiautomática de tres velocidades.
El fin de semana de su estreno el Modelo 2J no solo asombró por sus características, sino también por su piloto: el escocés Jackie Stewart, que por ese entonces había ganado el primero de sus tres títulos en la Fórmula 1 (1969, 1971 y 1973).
Stewart puso al nuevo modelo de Chaparral en el tercer lugar de la grilla, aunque en la competencia abandonó por un problema en los frenos.
Tras el debut el 2J estuvo ausente durante varias fechas y recién apareció en las dos últimas, en Laguna Seca y Riverside, con Vic Elford detrás del volante. El inglés marcó la pole en ambas, pero fallas mecánicas le impidieron cruzar la meta.
Al finalizar el año, la FIA le bajó el pulgar al Chaparral 2J tras recibir una denuncia de Bruce McLaren, que indicaba que los ventiladores eran piezas aerodinámicas móviles.
En Chaparral Cars no pusieron mucha objeción en el asunto al considera que el auto era tan veloz, como peligroso y así fue que, de un día para el otro, el 2J quedó en desuso.
Sin embargo, el concepto puesto en práctica por Chaparral Cars se mantuvo vivo. En 1978, por ejemplo, Brabham comprobó su eficacia con el Brabham BT46B. El vehículo, que tenía un ventilador detrás, debutó y ganó con el austríaco Niki Lauda en el GP de Suecia. Pese a semejante estreno, el equipo regenteado por Bernie Ecclestone decidió no volver a utilizar al BT46B por cuestiones políticas…
Pero las posibilidades de se sistema siempre quedaron en la mente del ingeniero sudafricano Gordon Murray, diseñador de aquel F.1. Así lo demostró con su deportivo T.50, que fue presentado en 2020 y que utiliza un ventilador para aumentar su eficiencia aerodinámica. Al ser un súper deportivo para la calle lo puede utilizar sin problemas… Al menos por ahora.