Alguna vez Bernie Ecclestone se jactó de una de las pocas personas en la Tierra al que cualquier jefe de estado le atendía el teléfono sin titubear. Todo gracias al poder de la Fórmula 1, el campeonato que con sus decisiones convirtió en una herramienta comunicacional de nivel mundial.
Presidentes de diferentes naciones han caído bajo el poder de seducción de la Máxima. Algunos se han paseado en la grilla de un Gran Premio en la previa de una largada, otros han entregado los trofeos, pero solo uno se animó a “sentirla” detrás del volante: Vladimir Putin, el responsable de iniciar un conflicto bélico contra Ucrania que podría desatar una Tercera Guerra Mundial…
El actual presidente ruso, exagente del KGB y en el poder desde hace dos décadas, es apasionado de las grandes emociones: ha montando un oso siberiano, disfruta de la caza, suele cabalgar con el torso desnudo sin importar las bajas temperaturas y hasta se ha mostrado a los comandos de un bombardero nuclear Antonov AN26. Por supuesto también se subió a un F.1. Ocurrió en 2010 cuando era Primer Ministro.
Como primer paso se familiarizó con la conducción de un monoposto a través de pruebas realizadas sobre un auto de la Formula Renault 2.0. Después de acumular varios kilómetros se subió a un viejo Prost AP04 de 2001 “vestido” de Renault R30, el bólido del team francés utilizado hace 12 años en la máxima categoría.
Para ese momento tan especial, Putin usó un casco con los colores de la bandera rusa, que también incluía el escudo de armas en la parte superior y la inscripción Rusia en cirílico en la visera. Así se convirtió en el segundo ruso en subirse a un F.1 ya que en aquel 2010 había desembarcado su compatriota Vitaly Petrov como piloto del Rombo.
“Mi viejo Zaporozhets tenía más espacio”, dijo Putin al momento de comparar el estrecho cockpit con uno de los vehículos que fueron símbolo del comunismo soviético.
Pero la relación de Putin con la F.1 no solo se limitó a acelerar un viejo monoposto hasta los 240 km/h, también fue fundamental para que la llegada del propio Petrov e incluso para que Rusia se ganase un lugar en el calendario del Mundial a través de contratos multimillonarios.
Todo gracias a la excelente relación con Ecclestone, quien en pleno idilio con el mandatario lo puso en un pedestal. En esa época le preguntaron al británico quiénes eran las personalidades que más le habían impresionado a lo largo de su vida. “Probablemente Enzo Ferrari o Colin Chapman. Putin también. Está perdiendo el tiempo en Rusia, debería gobernar Europa por completo. Porque nadie más lo está haciendo”, contestó…
Cada vez que su agenda se lo ha permitido, Putin ha estado en los GP’s de su país. Tal vez la visita que más se recuerde fue la de 2015 cuando le entregó el trofeo de ganador al británico Lewis Hamilton.
“En ningún momento le rocié con champán. No sé lo que se verá en las fotos, pero no quiero que me pase nada”, explicó el piloto de Mercedes al que efectivamente no le pasó nada pese a mancharle el saco a quien hoy inició una guerra.