Aquellos que conocieron a Juan Gálvez afirman que era reacio a permitir el ingreso de personas a su taller. Mejor dicho, a su taller no entra nadie. Pero hubo una excepción: un vecino que lo idolatraba y que sólo quería ver de cerca su cupecita de TC porque quería hacer una réplica.
Juan le dijo que no muchas veces, pero ante su insistencia no le quedó más remedio que permitirle las visitas. Eso sí, le puso una condición: no pronunciar palabra alguna, ni siquiera para saludarlo…
Con el permiso concedido, esta persona aprovechó las visitas al máximo. Midió cada parte de la cupecita modelo 1937, tomó cientos de notas y sacó fotos de todos sus detalles. Un día este hombre, cuyo nombre se perdió en el tiempo, fue con su obra terminada, una copia exacta a escala 1:8 del auto de Juan. Se la mostró a su ídolo y se la regaló.
Gálvez la aceptó con gusto el obsequio porque se dio cuenta que en ese pequeño auto este hombre había puesto tanto empeño como el que él mismo ponía cuando preparaba su Ford. Cómo habrá querido a este vehículo que lo utilizó durante una producción para la revista El Gráfico junto a sus hijos.
Cuando cayó el gobierno peronista en 1955, Gálvez sufrió a los militares en carne propia. Le sacaron varias cosas de su propiedad, entre ellas la réplica de su TC que fue entregada como juguete a los hijos de un miembro de la Revolución Libertadora…
Mucho tiempo después, Juan Gálvez recuperó esta pequeña cupecita gracias a un militar que había prometido devolvérsela. Cuando la recibió, después de decir en varias oportunidades que no quería saber nada, su bronca fue mayor al ver que la réplica estaba prácticamente destruida.
Juan puso el auto en una caja de madera y la guardó en el altillo de su casa. Allí quedó hasta que Ricardo, su hijo menor, la encontró hace unos años.
Tras hacer público el hallazgo, Ricardito tuvo la intención de restaurarla y fue allí cuando recibió la ayuda de la Asociación Amigos del Turismo Carretera, quienes se encargaron de concretar la recuperación del pequeño automóvil.
El trabajo estuvo a cargo de Raúl “Coco” Acosta, un viejo mecánico que puso todo su ingenio, paciencia y amor para que esta réplica vuelva a lucir resplandeciente como en sus mejores días.
LA CUPECITA DE JUAN GÁLVEZ EN FOTOS