El desembarco de Toyota en el Turismo Carretera a partir de este año no fue bien tomado por buena parte de los seguidores de la popular categoría. Los detractores afirman que la marca nipona “está fuera de contexto” corriendo contra los Ford, Chevrolet, Dodge y Torino, además de afirmar que el Camry “es un auto más avanzado que el resto” y que eso podría provocar una gran ventaja.
Salvando las distancias, el enojo que hoy tienen los fans del TC es el mismo que tuvieron los seguidores del NASCAR cuando Toyota anunció su llegada a la categoría en 2007.
El arribo del gigante nipón a estos campeonatos tuvo ciertas similitudes. El primer acercamiento fue a través de la categoría de camionetas, la NASCAR Camping World Truck Series, por un lado; y la TC Pick-Up, por el otro… Incluso el tiempo entre el anuncio y su primera participación fue similar. Toyota informó su proyecto para el NASCAR siete meses antes de que sucediera; mientras que en la Argentina el lapso fue de cuatro meses.
Aunque no era la primera vez que una automotriz no estadounidense participaba en la serie -en 1963 lo hizo la marca británica MG– los ejecutivos de Toyota sabían que correr en la Copa Nextel del NASCAR tendría consecuencias, pese a que ya estaba afianzada dentro del automovilismo yanqui por sus participaciones en la Camping, el CART y la IndyCar…
“Nosotros sabíamos que una potencial participación en NASCAR de Toyota era bastante polarizador dentro de los fanáticos, pero también aprendimos de como los pilotos pueden influir en las opiniones y consideraciones de los fans”, dijo David Wilson, entonces presidente de Toyota Racing Development, la división de competición de la compañía a cargo del proyecto.
Por eso apuntó hacia Michael Waltrip. El dos veces ganador de la Daytona 500 y hermano menor del tricampeón Darrell Waltrip había creado el Michael Waltrip Racing para hacerle frente al 2007 junto a los japoneses. Aquel año la marca también estuvo representada por el Bill Davis Racing y el Team Red Bull, que le aportó muchísima visibilidad.
Pero esta estrategia no minimizó el fastidio de los fanáticos, que temían que el poderío económico de Toyota, que estaba a punto de convertirse en la automotriz N° 1 del mundo, pudiese romper con las bases de la Copa Nextel.
El gran promotor de esa teoría era Jack Roush, del Roush Fenway Racing. “Intentarán gastar más que todos… Alterarán el equilibrio establecido”, dijo. A él se sumó Dan Davis, quien era director de carreras de Ford. Llamó a Toyota “un depredador” porque a raíz de su proyecto había comenzado a reclutar a los mejores ingenieros y mecánicos de la categoría.
General Motor y Dodge, en cambio, se tomaron la llegada Toyota como algo positivo. “Es bueno para la categoría tener a otro fabricante involucrado. Creo que es trabajo de NASCAR mantener la igualdad de condiciones”, explicó Rick Hendrick, del Hendrick Motorsport, escudería referente de Chevrolet y propietario de varios concesionarios Toyota…
En el caso del Turismo Carretera, el fastidio viene por el lado del público. Para pilotos y dueños de equipo, la llegada de Toyota es un signo positivo y hasta lo toman como el puntapié inicial de una actualización necesaria para la categoría, algo que también piden algunos fans.
Aunque el ingreso de Toyota al NASCAR provocó un cimbronazo inicial hoy nadie objeta la participación de la marca japonesa, que ha ganado los títulos de 2015 y 2019 con Kyle Busch (Joe Gibbs Racing) y de 2017 con Martin Truex Jr. (Furniture Row Racing). Sin dudas, el tiempo resultó un gran aliado. ¿Sucederá lo mismo en el TC?
