Uno de los grandes atractivos que tuvo la edición 2021 del rally Dakar fue el debut del Dakar Classic, una categoría específica para determinados vehículos de competición del Siglo XX. Entre ellos hubo un Skoda 130 LR, modelo que originalmente fue fabricado por la empresa checa en los ’80 para correr en el Grupo B del Mundial de Rally. Justamente, esto fue lo que permitió que se midiera contra los Mitsubishi Montero Evo, los buggys Sunhill y Porsche 911 SC sobre un terreno tan duro y agotador como la propia carrera realizada en Arabia Saudita.
Obviamente, el Skoda 130 LR que condujo Ondrej Klymciw sufrió ciertas variantes. Fue equipado con una caja de cambios modificada con un diferencial de deslizamiento limitado y marchas adecuadas para la competencia. El sistema de filtración de aire fue modificado y los mecánicos elevaron todo lo que pudieron su distancia al suelo. La geometría del eje frontal también fue trabajada. Como los diagramas y los cálculos originales estaban disponibles fue posible calcular con precisión la posición de la conducción y la cinemática de los ejes.
Otra cuestión fue preparar el coche para las altas temperaturas del desierto: había el riesgo de que la caja de cambios se sobrecalentase durante las pruebas especiales que cubrían doscientos kilómetros o más, por lo que se instaló un circuito de refrigeración por separado. El sistema de refrigeración por agua fue modificado doblando la capacidad del radiador frontal y montando dos ventiladores controlados por un termostato o manualmente por el piloto.
El coche estaba propulsado por el motor original de 1.4 litros con cabezales de aluminio y alimentado por dos carburadores Weber. El cigüeñal era más resistente, el propulsor recibió lubricación de cárter seco y el sistema de alimentación fue sustituido por un diseño de fibra de carbono.
La selección de los neumáticos fue un gran problema. Para mantener la autenticidad del coche y no convertirlo en un buggy, no era posible usar ruedas de más de 620 milímetros de diámetro. Cualquier neumático que fuese más grande no entraría en los guardabarros. Tampoco lo harían las ruedas especiales off-road, que permiten reducir la presión de los neumáticos para ayudar al coche a salir de la arena profunda. Por ello, tuvieron que usarse neumáticos diseñados para carreteras de piedra.
El resto del kit incluía dos neumáticos de recambio, un depósito de combustible con un tamaño aumentado hasta los 85 litros, un par de rampas para las ruedas, palas y piezas de recambio. Consecuentemente, el coche acabó pesando más de una tonelada, comparado con el peso del coche de rally original, de tan solo setecientos kilogramos.
Aunque el Skoda 130 LR estuvo lejos de la pelea (Klymciw finalizó 19°) se comportó mucho mejor de lo esperado superando retos increíbles, pese a nunca haber estado en el desierto y aún menos en un rally Dakar conocido por su dureza.