Que está postrado en una cama y que pesa 45 kilos, que no se conecta con su entorno, que está avejentado, que llora cuando escucha alguna de las comunicaciones radiales que tenía con el equipo Ferrari durante los Grandes Premios, que camina, que habla… Que murió… Desde el 29 de de diciembre de 2013, cuando sufrió un accidente mientras esquiaba en la estación francesa de Meribel que le ocasionó una lesión cerebral severa, se escribió y se dijo mucho sobre el estado de salud del alemán Michael Schumacher, el único piloto en conseguir siete títulos en la Fórmula 1.
Aquel día de diciembre Schumi estaba esquiando con un grupo de amigos entre las zonas de La Biche y Mauduit cuando una caída terminó con un fuerte golpe de su cabeza en una piedra. Inmediatamente fue trasladado en estado crítico al hospital de Grenoble. Tras se sometido a dos operaciones tuvo que ser mantenido en coma inducido durante varios meses a causa de un traumatismo craneoencefálico con hematomas intracraneales y edema cerebral difuso.
El 16 de junio de 2014 se anunció que había salido del estado de coma y que también había dejado el Hospital Universitario de Grenoble para iniciar su rehabilitación en otra clínica. Mientras que tres meses después fue llevado a su mansión de Gland, en Suiza, para seguir recibiendo allí atención médica con un grupo de especialistas a un costo de unos 55.000 euros semanales. Desde entonces, Sabine Kehm, portavoz de la familia Schumacher, pidió en repetidas ocasiones que se respete la privacidad del heptacampeón.
Durante algún tiempo la situación del Kaiser acaparó la atención de los medios, principalmente los sensacionalistas que realizaron especulaciones de todo tipo. La revista alemana Bunte, por ejemplo, publicó en 2016 que había mejorado de las secuelas provocadas por su accidente y que ya podía caminar con la ayuda de terapeutas. Incluso que podía alzar un brazo.
Como respuesta a esa información, Kehm difundió un comunicado negando la historia. “Desafortunadamente nos vemos obligados a aclarar que la afirmación hecha por un medio de que Michael podía moverse de nuevo no es cierta”, señaló la portavoz. “Esa especulación es irresponsable, porque dada la seriedad de sus lesiones, su privacidad es muy importante. Por desgracia también les dieron falsas esperanzas a muchas personas involucradas”, explicó. Esto llevó a su familia, con su esposa Corinna a la cabeza, a iniciar acciones legales contra el magazine.
Con el paso de los años el interés por el estado de Schumacher fue decreciendo y solo ha sido noticia cada vez que algún miembro de ese selecto grupo de personas que lo visitan aportan unos pocos detalles sobre como está. El arzobispo alemán Georg Gänswein, que fue secretario personal de Benedicto XVI, lo visitó hace dos años y reconoció que su compatriota “tenía una cara más rellenita” y sentía que alrededor suyo había gente que le quiere y cuida. “Me senté frente a él, le tomé de las manos y le miré. Sigue teniendo la típica cara de Michael Schumacher, aunque más rellenita… Gracias a Dios está alejado de las personas curiosas. Una persona enferma necesita discreción y comprensión”, aseguró.
Alguien que lo visita asiduamente es el francés Jean Todt, actual presidente de la Federación Internacional del Automóvil y quien en su momento fue jefe de Schumi en la época de Ferrari. Todt siempre es reticente a hablar sobre la actualidad de su amigo, aunque hace unas semanas reconoció que vieron juntos el último GP de Brasil. “Siempre suelo ser cauteloso cuando digo algo, pero sí, es cierto que vi junto a Michael la carrera en su casa en Suiza”, explicó el galo.
Ante la cercanía del quinto aniversario de su accidente y de su cumpleaños número 50 (lo celebrará el 3 de enero de 2019), Schumacher acaparó nuevamente las portadas de los medios del mundo por una noticia que difundió el diario británico Daily Mail. Según informó, “Schumi tendría un peso normal, no dependería de la asistencia de máquinas, ni estaría postrado en una cama”. Su entorno no desmintió esta afirmación -como sucedió hace un tiempo con Bunte- y eso hace suponer que, al menos, su estado es bueno.
Nadie sabe si algún día Michael Schumacher se mostrará en público o si la propia familia se encargará de revelar su verdadera situación. Mientras tanto, cada vez que alguien habla de Schumi no puede evitar pensar en ese hashtag que se popularizó inmediatamente después de su accidente: #KeepFightingMichael (#SigueLuchandoMichael).
UNA CAMPAÑA EXITOSA
Michael Schumacher llegó a la Fórmula 1 en 1991. Debutó en el GP de Bélgica con un Jordan y en la siguiente carrera, el GP de Italia, se pasó a Benetton. Con este equipo, liderado por el italiano Flavio Briatore, ganó los títulos de 1994 y 1995. En 1996 desembarcó en Ferrari, donde logró sus mayores éxitos. Con la Scuderia conquistó los campeonatos de 2000, 2001, 2002, 2003 y 2004. A fines de 2006 decidió retirarse de la Fórmula 1. Sin embargo, volvió en 2010 con Mercedes. Con la Flecha de Plata corrió hasta fines de 2012. Tras su retiro definitivo su lugar en el team alemán fue ocupado por el inglés Lewis Hamilton. En 19 temporadas en la Máxima Schumi disputó 307 GP’s, logró 91 victorias, 68 pole positions, 77 récords de vuelta y 155 podios. Cubrió 81.208 kilómetros, de los cuales 24.148 fueron en primer lugar.