El nombre de Roger Penske es sinónimo de automovilismo. No solo en Estados Unidos, su país natal, sino en todo el mundo. Tanto por sus éxitos como piloto, como por los que logró con su equipo o incluso por las empresas que fundó relacionadas con la actividad.
A todos sus emprendimientos ahora sumó dos de relevancia. Es que se convirtió en el nuevo dueño del Indianápolis Motor Speedway, escenario de las míticas 500 Millas de Indianápolis que ganó en 18 oportunidades con sus autos; y de la propia IndyCar, la principal categoría de monopostos estadounidense y la segunda en popularidad detrás de la Fórmula 1.
“El virus de las carreras se me metió en la sangre aquel día de 1951 en que asistí a la Indy 500 con mi padre Jay”, aseguró el flamante dueño de ese circuito donde su historia comenzó. “Espero que mi papá esté mirándome desde arriba y diga: ‘Hijo, hiciste un buen trabajo’”, agregó el team-manager que, a través de Penske Entertainment, le compró la pista y la serie a Hulman & Company.
Obviamente, esta transacción convulsionó el ambiente tuerca yanqui, por todo lo que significa el óvalo de Indiana; aunque el hecho de que Penske sea el nuevo propietario disminuyó el impacto por la sorpresiva noticia…
Tony George, quien hasta hace unos días era el mandamás del IMS, confesó que las negociaciones con Penske comenzaron el año pasado. “Hacer esto fue, evidentemente, muy difícil. Nos percatamos de que, como familia y organización, probablemente habíamos llevado esto lo más lejos que pudimos. Sólo los recursos de Roger Penske podían llevar a otro nivel”, explicó George, cara visible de la dinastía que manejó el famoso trazado durante los últimos 74 años.
Penske, que tiene una fortuna estimada en 1.600 millones de dólares, dejó en claro que no habrá conflictos de intereses por ser el dueño de una escudería y, al mismo tiempo, del circuito más famoso de su país y de la categoría en la que compite y en la que ganó 16 títulos y 212 carreras.
“Sé cuál es mi trabajo y espero tener la suficiente credibilidad con todo el mundo para poder asegurarme de que no habrá conflicto de intereses”, afirmó. “Daré lo mejor de mí para asegurarme de ello. Si piensan que los hay, sé que me lo dirán rápidamente”, agregó Penske que, sus 82 años, demuestra que aún tiene mucho hilo en el carretel.
