Roberto José Mouras fue uno de los mejores pilotos del automovilismo argentino. El Toro de Carlos Casares se destacó en el Turismo Carretera, categoría en la que logró 50 victorias y tres títulos (1983, 1984 y 1985 con Dodge). Mouras falleció el 22 de noviembre de 1992 durante la final que se estaba disputando en el semipermanente de Lobos. Aquí, el recuerdo de quienes lo conocieron…
OSCAR CASTELLANO: “Roberto fue un buen rival. Con él luchamos grandes carreras y campeonatos. Fuimos rivales duros. Siempre íbamos a buscar el último metro en cada maniobra. Ganarle a Mouras significaba vencer a mi máximo rival. Hoy en día no me arrepiento de nada y estoy seguro de que si él viviera, tampoco lo haría. Demostrábamos mucha vehemencia pero también una sobrada camaradería. Fuera de las pistas no teníamos mucha relación, nos veíamos sólo arriba del auto. Quizás fue por nuestra forma de ser”.
JORGE PEDERSOLI (MOTORISTA): “Fue un hijo que yo no engendré. Con eso digo todo. Era muy introvertido, pero luego de algunos años se generó una relación más grande. Fuimos creciendo y tuvimos un vínculo que excedió el del preparador y el piloto. Recuerdo un viaje que hicimos con Roberto y Hugo Mazzacane a Inglaterra. Veníamos con una casilla y cuando pasamos por un túnel, tocó el techo. Hugo le dijo: ‘Roberto fijate que me parece que le pegamos al techo’ y él le respondió ‘quedate tranquilo que no pasa nada…’. Quedamos encajados en el túnel como un corcho. ¡Nos putearon en 13.000 idiomas! Ésas son las cosas que también hacía mi querido amigo”.
HUGO MAZZACANE (ACOMPAÑANTE): “Si nosotros lo vivimos recordando, él no morirá nunca. Era muy introvertido, pero cuando estaba con amigos y solo era diferente. Como piloto era excelente. Le vi hacer cosas increíbles. Recuerdo mucho el Gran Premio del Llano de 1976, en donde a pesar de haber pinchado una goma en el barro, le consiguió ganar al equipo oficial Ford de Gradassi y Traverso. Ahí me demostró que era un grande”.
RODOLFO DI MEGLIO (CHASISTA): “Tengo los mejores recuerdos de él. Siempre se manejó con respeto. Tenía un muy bajo perfil, prefería callarse a discutir. En una oportunidad, yo tuve una rencilla con Jorge Perdersoli y él mismo nos juntó para arreglar las cosas. Siempre lo cargábamos con que era muy tacaño. En las pruebas, por ejemplo, siempre me dejaba con las ganas de poner gomas nuevas. ‘Di Meglio, yo sé lo que hace el auto con las gomas nuevas. Vos quedate tranquilo’, me decía”.
OSCAR AVENTIN: “El Toro fue un grande de todos los tiempos. Él me prestaba una goma y yo un parabrisas, pero en la pista nos matábamos. Como piloto era un “top”, muy aguerrido y sin especulación. Era una persona exquisita. Cuando yo gané el campeonato en 1991 recibí un telegrama de casi una carilla en donde él me explicaba con detalles técnicos cuestiones que sólo comprendemos los pilotos. Mouras fue un gran tipo. Nunca conformó la Comisión Directiva pero todos los martes estaba en la ACTC tomándose un té y hablando con nosotros”.
JUAN MANUEL LANDA: “Era mi ídolo. Fue una excelente persona y mejor compañero. Un rival muy difícil de vencer ya que nunca se rendía en una época donde había mucha camaradería. Lo conocí en una carrera de La Plata en 1982 y si bien los mecánicos suyos me vendieron la tapa de cilindro y las levas, él mismo las seleccionó y me entregó sus propios fierros. Diez años después, compartimos su último podio en la Base Aérea de Morón”.
JOHNNY DE BENEDICTIS: “Tuve la suerte de compartir los mismos preparadores (Wilke y Pedersoli) por lo que estábamos en el mismo box. Siempre lo admiré, era uno de mis ídolos. Como piloto era bravo, asperísimo, siempre quería ganar. Y como persona era espectacular, más allá de que era muy retraído. Lo que más recuerdo son los consejos que me daba: los referidos a los autos y aquellos que tenían que ver con la vida”.
EMILIO SATRIANO: “Roberto era una excelente persona, un gran rival, un buen amigo. Peleamos muchas carreras y por eso puedo asegurar que era un piloto durísimo. Cuando salió el proyecto de Daytona yo no quería ir y él mismo me insistió. Me dijo que la íbamos a pasar re bien y que íbamos a compartir la habitación. Lamentablemente, no pudimos concretarlo porque el falleció antes del viaje”.
ANTONIO AVENTIN: “Roberto fue un señor arriba y abajo del auto. De pocas palabras, hacía lo que tenía que hacer y se iba a Carlos Casares. Recuerdo mucho una carrera en Ayacucho. Íbamos tirando juntos a 280 km/h y nos tocamos, pero había códigos que se respetaban. Cuando terminó la carrera me agarró y me dijo con una sonrisa ‘hijo de p… ¿a dónde querías ir? Ja, ja’. Era un piloto limpio, siempre sano, nunca con mala intención”.
LUIS MINERVINO: “Roberto era uno de los referentes que tenía Chevrolet cuando yo empecé a correr. Yo lo respetaba mucho, pero él no tenía problemas en acercarse y aconsejarte. Recuerdo mucho una carrera en Mendoza, donde ganó Oscar Aventin. Yo salí segundo y Mouras tercero. En los últimos años, cuando nos tocaba compartir los parques cerrados luego de las carreras, se me acercaba y me decía que ya no podía más, que se sentía cansado. Pero en la pista demostraba todo lo contrario. Mi primera victoria la conseguí batallando con él. Me buscó hasta los últimos metros, me mostró el auto por todos lados. Por eso le decían el Toro, porque siempre lo tenías encima y no te daba respiro”.
ROBERTO URRETAVIZCAYA: “A Roberto Mouras siempre lo recuerdo mucho porque era mi ídolo. Por eso una de mis grandes satisfacciones deportivas fue haber podido correr con él. Una de las cosas que siempre me llamó la atención de su manejo eran sus primeras vueltas en carrera, iba a fondo. Por eso le decían el Toro. Recuerdo una competencia en Allen, donde me sancionaron por un toque a él. Mouras mismo salió a defenderme diciéndoles a las autoridades que me sacaran la penalidad porque si yo no lo tocaba, él terminaba arriba del público. Ese gesto sólo lo tienen los grandes”.