El Consejo de Administración de Renault ha decidido mantener a Carlos Ghosn como presidente ejecutivo del grupo automovilístico francés porque, de momento, no ha encontrado irregularidades en su remuneración, aunque continuará investigando a partir de los elementos de sospecha que le ha transmitido Nissan.
La misión interna de verificación que examinó la gestión de Ghosn, encarcelado en Japón por acusaciones de ocultar pagos millonarios de Nissan, ha concluido que “por ahora todo está conforme” durante el período 2015-2018. Eso significa que las cantidades y modalidades de remuneración que recibió como “número uno” de Renault se ajustan a las disposiciones legales y a las recomendaciones de la patronal francesa sobre la remuneración de los directivos.
En paralelo, los abogados de Renault han recibido “muy recientemente” por parte de sus socios de Nissan elementos en los que se basan las sospechas del fabricante nipón de que el ejecutivo no declaró parte de sus ingresos en Japón.
Los servicios jurídicos del grupo francés no han llegado a ninguna conclusión por el momento a partir de esa información y los administradores han pedido que se prolongue el análisis.
Renault hizo hincapié en que “no dispone de informaciones” sobre en qué se sustenta la defensa de Ghosn frente a las acusaciones que pesan sobre él. Por eso, ha optado por “mantener el dispositivo actual de gobernanza” que se activó el 20 de noviembre hasta la próxima reunión del consejo, cuya fecha no se ha difundido.
Eso implica que formalmente Ghosn sigue ostentando los cargos de presidente y consejero delegado, aunque debido a su detención en Japón está “temporalmente impedido” de ejercer en la práctica la dirección.
A las riendas de la empresa está desde entonces Thierry Bolloré, que ya antes de que estallara este escándalo el mes pasado era el “número dos” como director general adjunto, mientras que Philippe Lagayette preside de forma interina el Consejo de Administración.