La bellísima Santiago de Compostela, en España, no necesita demasiada presentación. Es la capital de la comunidad autónoma de Galicia y uno de los tres grandes núcleos de peregrinación del cristianismo, junto con Jerusalén y Roma, por ser el lugar donde está la sepultura del apóstol Santiago el Mayor, quien murió decapitado en Palestina en el año 44.
Desde el año 813, cuando se descubrió su sepulcro ubicado en el monte de Libredónal donde en la actualidad hay una catedral, miles de personas de todo el mundo peregrinan en su honor recorriendo el denominado “Camino de Santiago”. Esta ruta religiosa que comunica la península ibérica con el resto del continente es transitada anualmente por más de 300.000 peregrinos.
Pero Santiago de Compostela también se destaca por otro tipo de peregrinación que no tiene índole religioso y que está inspirada en la carrera más dura del mundo: el mismísimo Dakar.
Esta costumbre fue creada hace tres décadas por unos estudiantes que tomaron la entonces joven competencia que comenzaba en París y terminaba en la capital de Senegal como inspiración para hacer un “raid” nocturno por los bares de una de las calles de la ciudad con el propósito de beber cuncas de Ribeiro, como se conoce al vino gallego; o cerveza.
Esta recorrida nocturna que en un principio se celebraba el último jueves antes de Carnaval se iniciaba en la cafetería O París, en la Porta Faxeira; y terminaba en la cervecería Dakar, en la Rúa do Franco en un trayecto de 190 metros… Sí, un París-Dakar muy singular.
Originalmente, era una “carrera” extremadamente dura con muy pocos que llegaban a la meta por la gran cantidad de Ribeiro que se ingería. La particular competencia se dividía en grupos de ocho personas con la obligación de tener a una mujer entre los integrantes.
Los participantes de cada team podían intercalarse hasta beber en todos los locales o como mínimo en 28 tabernas y beber hasta 15 cuncas. Era obligatorio inscribirse previamente y a cada grupo se le entregaba una tarjeta para que los bares les pusieran un sello para corroborar que habían pasado por ahí.
Aquellas primeras ediciones de este París-Dakar terminaban en borracheras descomunales y muchos disturbios. Sin embargo, en la actualidad todo ha cambiado y el raid se encara con más tranquilidad, aunque se mantiene la costumbre de acumular los sellos de cada establecimiento y de comenzar el renovado bar París y terminar en Dakar.
Claro que ahora no es necesario beber Ribeiro en los 30 bares que hay entre ambos, sino que con pasar por seis u ocho ya es suficiente. Es que carreras eran las de antes…