La piloto uruguaya Patricia Pita, integrante del Team Astara, ya ha comenzado su segunda odisea en el Rally Dakar, esta vez a bordo de un Century CR6 de la clase T1. Su compañera en esta travesía es la experimentada piloto española Laia Sanz. Pero antes de que el rugir de los motores empiece a resonar en el desierto de Arabia Saudita, Pita ha protagonizado una entrada memorable hacia el primer campamento en Al-Ula.
Pato Pita, quien debutó en el Dakar el año pasado sobre un UTV, inició su periplo desde Montevideo con destino a Madrid, donde pasó un día antes de emprender su vuelo hacia Yanbu el 1 de enero. Desde allí unió los 300 kilómetros que hay con Al-Ula en ómnibus.
Sin embargo, lo que debería haber sido un trayecto relativamente rápido se convirtió en una travesía cómica que la propia Pita describió con humor. El viaje en ómnibus, que en teoría debería haber durado unas pocas horas, se extendió a ocho debido a una serie de eventos inusuales para la charrúa, pero comunes en el reino saudi.
La odisea comenzó cuando el chofer decidió detenerse a pocos kilómetros de iniciar el viaje para realizar sus oraciones. Un acto de fe que retrasó el cronograma, pero que Pita tomó con una sonrisa, mostrando su capacidad para adaptarse a las particularidades de la cultura.
Aunque ese no fue el único motivo que extendió el viaje. El conductor del bus se hizo una siesta de 40 minutos en pleno pasillo del vehículo. Un inusual descanso que, según Pita, agregó un toque de surrealismo a la experiencia.
Pero las peripecias no terminaron ahí. El viaje también incluyó una parada para comer, una pausa que, aunque necesaria, contribuyó a prolongar la travesía. Y como colofón, el conductor se perdió en algún momento del trayecto, sumando un último capítulo a la comedia de errores.
Patricia Pita, lejos de frustrarse, tomó todo con buen humor y lo incorporó como una de las primeras anécdotas de esta edición del Rally Dakar.
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La travesía hacia Al-Ula puede haber sido accidentada, pero Patricia Pita ya está lista para enfrentar los desafíos que el desierto le tiene reservados.
