La decisión de los organizadores del rally Dakar de iniciar el camino para que solo corran vehículos propulsados por energías de bajas emisiones, algo que sucederá en 2030, ha motivado el interés de varios constructores y equipos. Un ejemplo es Pipo Moteurs, un motorista independiente con una gran experiencia en el automovilismo.
Los ingenieros de Pipo Moteurs ya están trabajando para 2023, edición en la que esperan tener listo un motor innovador. Si bien desde 2018 vienen trabajando con hidrocarburos sintéticos, como el bioetanol de segunda generación, quedaron seducidos por las posibilidades del hidrógeno.
“Hace más o menos un año que estamos trabajando en eso y esperamos tener listo el primer motor de hidrógeno a fin de año”, explicó Frederic Barozier, director de Pipo Moteurs. “Es como un motor naftero o uno diésel. Es nuestra tercera generación de motores con turbos de distintos tamaños, geometrías diferentes y relaciones volumétricas diferentes entre el diésel y la nafta. Nuestro interés se basa en que no genera emisiones de CO2”, agrega el ingeniero.
Barozier también destaca que este desarrollo no solo está pensado para la competición, con el Dakar como punta de lanza, sino que aspira a que esta tecnología también se pueda utilizar en autos de calle.
Pipo Moteurs fue fundada en 1973 y tiene su sede en el departamento de Ardèche, a 100 kilómetros al sur de Lyon. Ha forjado una sólida trayectoria en el deporte motor gracias a su amplia colaboración con fabricantes de coches de gran renombre como Ford, PSA, Hyundai o Bentley, junto a quienes han ganado 13 títulos mundiales de la FIA.
El 2016 comenzó con el desarrollo de sus propios motores, entre ellos un turbo de 4 cilindros para los Campeonatos de Rallycross y un V8 biturbo que se utilizó en las 24 Horas de Le Mans.
Con esos antecedentes se propuso correr en la carrera más dura del mundo y con un motor a la altura de sus ambiciones.