A mediados de la década de 1960 la empresa de ingeniería Peel, afincada en la Isla de Man, produjo uno de los vehículos más curiosos de la historia de la industria automotriz: el Trident, un microcoche de tres ruedas.
Peel Trident, fabricado en 1965 y 1966, ofrecía dos asientos o la opción de reemplazar el del acompañante por una cesta. Tenía una burbuja transparente que le valió ser bautizado como un “platillo volador terrestre”.
Tenía 1.829 mm de largo, 1.047 mm de ancho y un peso de 90 kg. Como su predecesor, el Peel P50, estaba equipado con un motor DKW de 49 cm3 que le permitía alcanzar una velocidad máxima de 61 km/h.
Su consumo era bajísimo: 2,8 litros cada 100 km. Por eso desde Peel afirmaban que manejar un Trident era más barato que caminar.