Como muchos pilotos de su generación, el cordobés José María López se inició en el deporte motor con el objetivo de algún día llegar a la Fórmula 1. Si bien estuvo muy cerca de lograrlo, su sueño se truncó por diferentes razones. No obstante, en el camino logró destacarse en diferentes categorías de monopostos.
Fue campeón de la Fórmula Renault Italiana en 2002 y el año siguiente se consagró en la Formula Renault V6 Eurocup. Con el padrinazgo de Renault, que lo había reclutado para su programa de jóvenes pilotos, llegó Fórmula 3000 Internacional en 2004 y luego corrió dos temporadas más en la GP2 Series, nueva denominación de la categoría antesala de la F-1.
Durante esos tres años sobre autos de gran potencia, Pechito disputó 54 carreras y en ocho oportunidades subió al podio. La última vez que lo hizo fue el 30 de julio de 2006 en el circuito alemán de Hockenheim cuando salió segundo en la carrera que ganó el alemán Timo Glock.
A finales de ese año López perdió su lugar en Renault y decidió volver al país. Esta nueva etapa le trajo muchas satisfacciones, aunque lejos de los autos de fórmula que siempre disfrutó manejar. Fue campeón del TC2000 en 2008. En 2009, en tanto, retuvo la corona de la categoría y le sumó una de Top Race. Mientras que en 2012 se impuso en el Súper TC2000, nuevo nombre del Turismo Competición a partir de la incorporación de los motores V8.
El destino le dio otra posibilidad de representar al país en el exterior y lo hizo en el Mundial de Turismo junto a Citroën. Si bien había llegado al equipo para completar una alineación que ya tenía a los franceses Sébastien Loeb e Yvan Muller como referentes, no desaprovechó la oportunidad que se le presentó. Ganó los títulos de 2014, 2015 y 2016 sin darle opciones a sus compañeros.
Ese triplete le abrió en el presente ejercicio las puertas al Mundial de Endurance, como piloto de Toyota; y a la Fórmula E, donde representa a DS. Mientras el WEC le permite conducir uno de los mejores autos del planeta, la categoría eléctrica le aportó la satisfacción de volver a conducir un monoposto.
Aunque la adaptación a la F-E no fue sencilla, debido a las características de la prueba, López logró su primer gran resultado en su sexta presentación durante el ePrix de París tras ser escolta del suizo Sébastien Buemi. Así volvió al podio en una categoría de fórmula tras once temporadas, en las que vivió varias amarguras, pero también grandes alegrías.
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