Después de la época de gloria que vivió durante su paso por el extinto WTCC con tres títulos consecutivos y 29 victorias, José María López se propuso salir de su zona de confort. Con la posibilidad que le dio Toyota de correr en su equipo del Mundial de Resistencia el cordobés logró ir en busca de nuevos desafíos, como manejar un auto súper tecnológico con 1.000 caballos de potencia y, al mismo tiempo, alcanzar uno de sus sueños: participar en las 24 Horas de Le Mans.
El año pasado esta mítica carrera que se disputa en el circuito de La Sarthe le mostró su lado más oscuro con el abandono cuando el auto que compartía con el francés Nicolas Lapierre y el japonés Yuji Kunimoto los dejó de a pié a la madrugada.
Pero en la edición de este año Pechito, que esta vez corrió junto al inglés Mike Conway y el nipón Kamui Kobayashi, tuvo su desquite y al llegar segundo; justo detrás de sus otros compañeros: el español Fernando Alonso, el suizo Sébastien Buemi y el también japonés Kazuki Nakajima.
Los Toyota TS050 HYBRID fueron superiores en todo momento y su triunfo solo estaba en duda por la propia dureza de la competencia. Pero sin nadie que les hiciera sombra debido a la escasa performance de los otros LMP1 con motores a combustión (el tercero llegó a 12 vueltas), los híbridos japoneses apabullaron desde el inicio de la actividad al liderar los entrenamientos y la clasificación, instancia que quedó para Alonso, Buemi y Nakajima.
El Toyota GAZOO Racing siempre tuvo a sus dos autos al frente del pelotón y si bien destacó que no habría juego de equipo, quedan ciertas dudas sobre si efectivamente ambas tripulaciones contaron con las mismas armas y las mismas estrategias o si los orientales se vieron seducidos por el golpe promocional de lograr el éxito con Alonso, con todo lo que significa conseguir la primera victoria en Le Mans con un piloto de su magnitud y aún en actividad en la Fórmula 1.
“El auto de ellos siempre estuvo un poquito mejor que el nuestro porque no sufrió ningún problema. No hay nada que decir; fue una carrera impecable para todos. Se logró un resultado muy importante para el equipo y para todo Toyota”, resumió el cordobés, que cuando manejó por la noche penó con un auto desbalanceado por las gomas usadas. Esa circunstancia le permitió luego a Alonso, con neumáticos nuevos, superarlo luego de descontar una ventaja de dos minutos por una penalización a Buemi por no respetar banderas amarillas.
Más allá de eso, López cumplió un trabajo soberbio en sus tres turnos. Fue el piloto que más tiempo manejó, lideró la carrera y estableció registros tan veloces como en la clasificación. De las 24 horas condujo 8 horas y 53 minutos. En ese lapso completó 144 vueltas, de las cuales en 65 estuvo al frente de la general. Es decir que de los 1.963 km que acumuló, 885 km los hizo como líder.
El resultado final le permitió al de Río Tercero convertirse en el tercer compatriota que hace podio en Le Mans después del gran José Froilán González, que se impuso con una Ferrari 375 Plus oficial en 1954; y Oscar Larrauri, segundo en 1986 con un Porsche 962C del Brun Motorsport.
Además, inscribió su nombre en el selecto grupo de argentinos que lideraron la carrera junto a González, Larrauri, Juan Manuel Fangio, Carlos Reutemann y Juan Manuelito Fangio.
“Sabía que era una carrera dura, ¡pero no me imaginaba que tanto! Estoy cansado, pero feliz porque hice una buena carrera”, contó López, que sumó otra estrella a su ya gran campaña.