La recta de Mulsanne, una emblemática sección del circuito de la Sarthe, se ha convertido en sinónimo de velocidad y desafío en las 24 Horas de Le Mans. Con una longitud de seis kilómetros, este sector ha sido testigo de momentos históricos y peligrosos en el automovilismo de resistencia.
Desde 1990, Mulsanne ha sido interrumpida por dos chicanas para limitar las velocidades máximas alcanzables. Sin embargo, en su apogeo, esta recta desafiaba a los pilotos y a los límites de la velocidad.
En el pasado, los autos alcanzaban velocidades impresionantes. El Porsche 917, equipado con un motor Flat 12 de 5.0 litros, alcanzó la asombrosa velocidad de 362 km/h a fines de los ‘60. Posteriormente, las restricciones en el tamaño de los motores redujeron las velocidades máximas, hasta que se permitieron los potentes motores turbo, destacando el Porsche 935 de 1978 que registró una velocidad de 367 km/h.
400 KM/H DE VELOCIDAD MÁXIMA
En la década de 1980, los prototipos del Grupo C lograron superar los 400 km/h en esta recta icónica. Durante las 24 Horas de Le Mans de 1988, el piloto Roger Dorchy alcanzó una velocidad récord de carrera de 405 km/h con un WM P88 Peugeot. Sin embargo, los altos niveles de velocidad también trajeron consigo riesgos mortales. Varios accidentes fatales ocurrieron en la década de 1980, recordando la peligrosidad de Mulsanne.
Para abordar la combinación de alta velocidad y carga aerodinámica, se agregaron dos chicanas en 1990, limitando las velocidades máximas alcanzables. Estas chicanas también se añadieron para cumplir con los requisitos de la FIA, que estableció un límite de longitud para las rectas del circuito.
Aunque las velocidades máximas se vieron reducidas, Mulsanne sigue siendo un desafío para los pilotos, quienes alcanzan aproximadamente los 330 km/h durante la clasificación y los 320 km/h durante la carrera.
Mulsanne ha dejado una huella imborrable en la historia de las 24 Horas de Le Mans. Aunque la recta ha perdido parte de su peligrosidad original con la incorporación de chicanas, sigue siendo una parte emblemática del circuito y un recordatorio de la valentía y destreza de los pilotos que se atreven a desafiar sus límites en esta mítica carrera de resistencia.
Mulsanne, una recta legendaria que ha forjado leyendas y desafiado a los valientes en busca de la gloria en Le Mans.