No hay dudas que uno de los autos clásicos más emblemáticos en la historia de Dodge es el Coronet, producido de 1949 a 1968. Y si bien cada una de sus generaciones tuvo algo en particular, la quinta fue la más atractiva por su desempeño, diseño y por ser el modelo que abrió paso a la existencia del Charger y Challenger. Además, se destacó por ofrecer dos versiones totalmente deportivas: el Super Bee y el R/T.
Teniendo en cuenta que este modelo es considerado todo un muscle car, es muy codiciado por los preparadores, ya sea para restaurarlo a su estado original o para hacerle una serie de modificaciones. Esto último es lo que hizo Mopar. Y si que les salió bien…
Al más puro estilo de las grandes modificaciones, la división de FCA tomó un Dodge Coronet R/T para hacerle una cambios por demás profundos a la carrocería. Como resultado, llama la atención por varios aspectos, que involucran el rediseño del techo, del pilar C, de los grupos ópticos traseros y delanteros, los paragolpes, la parrilla, las manijas, los guardabarros y la salida de los escapes.
Este trabajo de tuning estético es complementado por llantas de 20 pulgadas, mismas que son acompañadas por neumáticos Pirelli PZero 405/25 R24 para el eje delantero y 235/35 R20 para el trasero.
En resumen, nadie puede negar que con toda esta serie de adecuaciones y el estilo fastback, el aspecto de este Coronet hace recordar al Dodge Charger de primera generación.
Junto a los cambios en el exterior, el interior de este muscle car también fue personalizado, pero con la salvedad de que mantuvo su esencia y ambiente retro. Con un toque minimalista, la cabina en color beige dispone de un tablero forrado de cuero, un nuevo cuadro de instrumentos, un volante deportivo, salidas del aire acondicionado reconfiguradas, una palanca de cambios de estilo clásico, tapicería de cuero, cristales eléctricos y la eliminación de la plaza trasera enteriza.
Para exprimirlo al máximo, el Coronet fue despojado del 426 Hemi original y se le colocó un motor fastuoso: el Hellcat V8. Además de esto, el preparador dotó al ocho cilindros de un compresor más grande, con el objetivo de generar más potencia. Así, este muscle car dispone de nada más ni nada menos que 770 CV y 750 Nm de torque por medio de una transmisión manual de seis relaciones.
Con este trabajo, Mopar demuestra que la perfección existe.