Hace unos años que terminó la relación comercial e industrial entre Ford y Mazda. Desde entonces, cada marca trabajó en sus propios proyectos y asociaciones, a excepción de un vínculo que aún queda vigente: la pick-up BT-50. Como se sabe, utiliza la base mecánica de la Ford Ranger y se produce en conjunto en la planta que la marca del Óvalo posee en Tailandia.
Este único lazo entre ambas compañías ya no será tal a partir de la próxima generación de esta camioneta. Mazda anunció en 2016 que la nueva BT-50 se fabricaría utilizando como base la Isuzu D-Max, que llegó a la Argentina a principios del año pasado y que en otros países de Latinoamérica se llegó a comercializar con el logo de Chevrolet.
Pues bien, acá tenemos otra ruptura también conocida: la del acuerdo entre Isuzu y la General Motors por la mencionada pick-up, tal como lo demostró la marca del Moño al continuar con el desarrollo de su propia pick-up mediana, la S10 (en otros países conocida como Colorado).
Isuzu hizo su trabajo: desarrolló la octava generación de la D-Max y la presentó en Tailandia hacia finales del año pasado, lo que marcó el inicio de la internacionalización del modelo hacia mercados del sudeste asiático y Oceanía. En la previa a su aparición en Australia, uno de los mayores mercados de camionetas del mundo, también se develaron algunos detalles de la futura Mazda BT-50.
El medio australiano especializado CarsGuide indica que más que trabajar en un modelo con identidad propia, Mazda decidió comprarle a Isuzu un producto listo y probado para así ahorrar dinero y continuar con su exitosa estrategia comercial. Desde Mazda no dijeron mucho del nuevo modelo, más que señalar que lucirá totalmente distinta a la D-Max y a su generación actual al contar con una postura “más agresiva y musculosa”, según palabras de Ikuo Maeda, el diseñador de la marca, durante el último Salón de Tokio.
Se sabe que debería aparecer a finales de este año o en el primer semestre del próximo, compartiendo no sólo el nuevo chasis, sino también las dos opciones mecánicas turbodiésel: un 3.0 L con 190 CV y 450 Nm de torque, y un 1.9 L con 150 CV y 350 Nm. Ambos motores se asocian a transmisiones de seis relaciones, manual y automática respectivamente, y a una tracción simple o integral con diferencial de bloqueo electrónico en el eje trasero y un cardan de aluminio.
En la Argentina, Mazda tuvo presencia hasta principios de los 2000 cuando la crisis económica arrasó con la marca que era gestionada por Ford Argentina. Curiosamente, mientras acá tenía pequeños volúmenes, en la última década creció fuertemente en América Latina y esto hace que cada tanto se hable de su regreso a nuestro país.
Si bien el contexto actual no es el mejor, además de sus autos la marca tiene una amplia gama de SUVs ideales para ingresar a nuestro mercado.
Lamentablemente la ruptura con Ford no permitiría que la pick-up se produzca localmente. Una pena ahora que sabemos que se rompió el acuerdo para producir a la nueva generación de la VW Amarok en la planta del óvalo de Pacheco.