La necesidad de aprovechar el tiempo al máximo lleva a los pilotos de la Fórmula 1 a utilizar jet privados para moverse de un lugar a otro del planeta. Algunos utilizan aviones provistos por sus equipos; mientras que aquellos que tienen buenos sueldos optan por ser dueños de sus propias aeronaves. En este último grupo está el neerlandés Max Verstappen.
En 2020 el actual campeón de la F.1 y piloto de Red Bull invirtió 12 millones de euros para adquirir un Dassault Falcon-900EX construido en 2008. Max se lo compró a Richard Branson, el exitoso millonario inglés que fue dueño del equipo Virgin Racing que corrió en la F.1 en 2010.
Este jet privado tiene una capacidad máxima 12 personas, con dos asientos que se pueden formar en cama para descansar mejor. Además, cuenta con un mini bar, un baño muy lujoso y otras comodidades que hacen ameno cualquier viaje.
El avión tiene tres motores Honeywell TFE731-60 con los que alcanza una velocidad máxima de 892 km/h. La autonomía es de 8.750 kilómetros, algo que le permite realizar vuelos sin necesidad de varias escalas. El costo de mantenimiento está estimado en el millón de euros al año.
Pero esta no es la única pertenencia millonaria del campeón, quien desde hace unos años ha decidido invertir su dinero en súper autos. La joya de su colección es un Aston Martin Valkyrie que cuesta tres millones de euros.
Del fabricante inglés tiene otros tres modelos: un DB11, un Vantage y un DBS Superleggera. Además, posee un Honda Civic Type R y un Honda NSX, un Porsche 911 GT3 RS y una Ferrari Monza SP2.