Después de tres años en los que asombró y se afianzó en la Fórmula 1, el 2018 le muestra su cara más dura a Max Verstappen. En los entrenamientos del sábado destrozó su Red Bull tras un despiste y no participó en la clasificación, algo que lo obligó a largar último con todo lo que eso significa en el circuito callejero de Montecarlo.
Se trató del noveno incidente del holandés en seis carreras, entre los que se destacan el trompo que hizo en el GP de Australia cuando venía cuarto y que lo hizo perder dos puestos, los toques al inglés Lewis Hamilton (Mercedes) y al alemán Sebastian Vettel (Red Bull) en el GP de China, y el choque con su compañero australiano Daniel Ricciardo en el GP de Azerbaiyán…
Este nuevo contratiempo provocó unas duras declaraciones de Christian Horner, máximo responsable de la escuadra austríaca. “No se tienen muchas oportunidades de ganar un Gran Premio de Mónaco. (Verstappen) tiene que aprender de esto y dejar de cometer errores. Lo sabe mejor que nadie”, aseguró el team-manager. “Contaba con un auto capaz de ganar y eso es lo que más le dolerá”, agregó.
El presente del joven de 20 años también motivó un análisis del austriaco Niki Lauda, tres veces campeón y actual asesor de Mercedes. “¿Cómo se soluciona lo de Verstappen? Cambiando su cerebro… Necesita cambiar el chip”, aseguró.
Pese a que nadie pone en duda su talento, Verstappen parece perder los estribos ante los mejores resultados de Ricciardo y eso termina con errores que paga caro. Él, más que nadie, debería saber que en Red Bull no suelen tener mucha paciencia.
Ya lo vivió en 2016 cuando llegó a la escudería principal de Dietrich Mateschitz en reemplazo del ruso Daniil Kvyat, quien cometió varias equivocaciones en las primeras cuatro carreras de aquel torneo. Depende de Max que a él no le suceda lo mismo y el primer paso lo dio el domingo con el 9º lugar que logró en una gran remontada…
