No solo Agustín Canapino y Mariano Werner son embajadores del automovilismo argentino en Estados Unidos. La lista también incluye a Luciano Martínez, quien se encuentra en la actualidad compitiendo en la competitiva Fórmula 4 US Championship con un auto de la Scuderia Buell.
Su destacado desempeño en la Fórmula 3 Metropolitana le ha permitido dar el salto hacia la escena internacional. Su objetivo es claro y ambicioso: llegar a competir en Europa y alcanzar la cúspide del automovilismo mundial, la tan anhelada Fórmula 1.
Representar a Argentina en el ámbito automovilístico es para Luciano un orgullo inmenso. Cada vez que se coloca el casco y pisa el acelerador, siente la satisfacción de dejar en alto el nombre de su país y demostrar el potencial que existe en el automovilismo argentino.
En sus propias palabras, “es una sensación muy gratificante saber que estamos haciendo presencia internacional, mostrando lo mejor de nosotros y abriendo camino para lo que podría ser el futuro del automovilismo en Argentina”.
El joven piloto de 20 años destaca que competir en Estados Unidos es una experiencia completamente diferente a lo que había vivido en su país. Está enormemente satisfecho con los avances que ha logrado en la das seis primeras fechas, que se han disputado en dos fines de semana en NOLA Motorsport y Road America y con los progresos que ha realizado fuera de la pista en los meses previos a las próximas carreras. Cada desafío es una oportunidad para superarse y crecer como piloto.
Sin embargo, detrás de su apasionada carrera en el automovilismo, se encuentra una historia de adversidad y superación. Durante su infancia en Ciudad Evita, Luciano fue víctima de bullying, pero fue precisamente el mundo del automovilismo el que le permitió encontrar una salida de aquel “lugar oscuro” en el que se encontraba.
Recuerda muy bien los maltratos que sufría en el colegio a raíz de una pelea que tuvo con uno de los líderes del curso, lo que generó que todos se pusieran en su contra. “Pase un año y medio de soledad absoluta. Era todos los días, todo el día. Eso te amarga. Además, hubo falta de acción por parte de los directivos y el personal docente”, recuerda.
Para manejar sus emociones dentro y fuera de la pista, Luciano ha encontrado en la meditación una poderosa herramienta. Desde 2018, practica mindfulness diariamente, lo cual le ha proporcionado una gran ayuda para mantener la calma en situaciones de alta presión y pulsaciones.
El joven piloto explica cómo aprovecha esta actividad mental: “Controlar mi respiración me permite distraer a la parte más técnica de mi cerebro y permitir que fluya mi parte creativa”. Esta capacidad de enfocarse y mantener la mente en equilibrio es crucial para alcanzar un rendimiento óptimo en cada competencia.
Aunque su enfoque inmediato se centra en obtener buenos resultados en las próximas fechas de la Fórmula 4, Luciano Martínez piensa en grande y a largo plazo. Su mirada está puesta en competir en Europa y acercarse cada vez más a la máxima categoría del automovilismo. “El cielo es llegar a la Fórmula 1”, afirma sobre su gran mayor anhelo.
La historia de Luciano Martínez nos enseña que, incluso en los momentos más oscuros, el sueño de alcanzar el éxito puede brillar con más fuerza. Su valentía para enfrentar el bullying y su pasión por el automovilismo lo convierten en un verdadero ejemplo de resiliencia y perseverancia.
Este joven piloto argentino nos muestra que no importa de dónde vengas ni los obstáculos que enfrentes en el camino, siempre puedes superarlos y alcanzar grandes logros.