Compungido. Así se lo notó a Luciano Benavides a su llegada al campamento de Riyadh, donde el Dakar 2020 terminó su sexta etapa y se apresta a tener su jornada de descanso. ¿El motivo de su tristeza? El problema mecánico de su hermano Kevin, quien luchaba por la victoria en la categoría motos.
Si bien ambos compiten en equipos diferentes (el mayor para Honda y el menor para KTM) y cada uno lucha por lograr el mejor resultado para la marca que representan, los salteños no pueden reprimir ese sentimiento que los une y que aflora en momentos especiales como estos.
Casualmente, los dos compartieron la ruta por primera vez en esta edición y tuvieron la posibilidad de ir juntos por varios kilómetros. “Kevin venía delante de mi y de repente empecé a sentir olor a aceite que venía de su moto”, le dijo a Automundo el novel piloto de KTM.
“Fue un momento muy duro estar junto a él y no poder hacer nada… Realmente quería darle mi moto y que siguiera la carrera con ella, pero obviamente es algo que no se puede hacer”, agregó visiblemente conmovido.
“Estuve unos minutos con él, pero no podía hacer nada. Y tuve que seguir. Verlo ahí en el desierto solo fue horrible. Siento una tristeza muy grande porque se entrenó mucho para estar acá y lo venía haciendo muy bien”, culminó Luciano, que terminó quinto en la etapa y marcha séptimo en la general.