En la víspera del Salón del Automóvil de París de 2010, el CEO de Lotus, Dany Bahar, llevó a una docena de fieles seguidores de la marca a la fábrica de la legendaria marca para una inducción en el ilustre pasado de la empresa creada por Colin Chapman. Luego los invitados fueron llevados en jet privado al Museo del Louvre, en París, donde la compañía británica les develó su último proyecto: el Lotus T125.
Bahar imaginó algo que evocara los primeros esfuerzos de Chapman para animar a los propietarios de Lotus a correr en pistas. También se presentó una liga de carreras privada para el T125 llamada Exos Club.
Tres meses después, el francés Jean Alesi ayudó a Lotus a presentar el T125 y el programa del Exos Club al público en Autosport International en Birmingham, Inglaterra. En los siguientes tres años, en tanto, la marca se dedicó a la fabricación de los vehículos.
El T125 hacía uso de un motor V8 firmado por Cosworth de 3.8 litros y 640 caballos de fuerza capaz de rugir hasta las 11.000 rpm a través de una transmisión secuencial de seis velocidades con embrague operado manualmente.
Este V8 estaba basado en un 3.0 litros usado en Estados Unidos. Aumentar el tamaño del motor lo hizo más flexible y duradero para conductores de escasa experiencia. Compuesto principalmente de fibra de carbono y nomex, el T125 pesaba solo 650 kilogramos.
A diferencia de un coche de Fórmula 1 real, el T125 podía ser arrancado por su conductor con solo presionar un botón sin la necesidad de tener alrededor a un grupo de ingenieros. Además, su cabina estaba diseñada con el suficiente espacio para permitir que cualquier persona pudiera colocarse detrás del volante sin necesidad de ser un súper atleta.
Este increíble proyecto de Lotus resultó ser demasiado ambicioso para despegar durante la recesión global ya que cada auto tenía un valor de 800.000 dólares. Se llegaron a construir solo diez ejemplares de los 25 previstos y tras la venta de Lotus al holding chino Geely el proyecto del Exos Club quedó en la nada.
Años después la mayoría de los T125 fueron comprados por la empresa neocelandesa Rodin Cars, que siguió con la idea original de Bahar. Modificó los autos, los rebautizó como Rodin FZED y los tiene puesto a la venta a 650.000 dólares.
El Lotus T125 representa un sueño audaz que nunca se materializó por completo, pero también una oportunidad excepcional para cualquiera que desee poseer un automóvil concebido según las exigentes especificaciones de la Fórmula 1. Un recordatorio perdurable del espíritu innovador y visionario del gran Colin Chapman.