Los ojos le comenzaron a brillar cuando recordó ése preciso momento en que se prometió que esta vez nada le impediría lograr la corona por la que tanto había luchado. Sucedió en la previa de los 200 Kilómetros de Buenos Aires, esa carrera que lo tuvo en el escalón más alto del podio junto a Damián Fineschi, su invitado. Varios minutos antes que la gloria lo alcanzara en la carrera más relevante del calendario del Súper TC2000, Leonel Pernía y su esposa miraban un video sobre los 40 años de la especialidad…
“Yo siempre arranco los campeonatos con la mente puesta en salir campeón y este año no fue la excepción, pero en Buenos Aires sucedió algo distinto… Estábamos con mi esposa mirando el video sobre la historia de la categoría. Yo estaba en varias imágenes por mis triunfos en competencias importantes y le dije: ‘Fui protagonista de muchas cosas buenas, pero no gané nada’. Fue en ese instante en que me puse en la cabeza que tenía que ser campeón, que esta vez no se me tenía que escapar”, admitió el piloto de Renault Sport durante un encuentro con la prensa en las oficinas del Rombo en el barrio porteño de Palermo.
Inevitablemente, Pernía también habló sobre cómo encaró una nueva definición luego de cinco subcampeonatos (2009, 2010, 2013, 2014 y 2015). “Vos tenés dos caminos: O escuchas lo que dice la gente o no lo hacés y confías en tus capacidades. Sé que llegué a muchas definiciones que no se dieron a mi favor por esas cosas de las carreras, pero creo fuertemente en lo que puedo hacer arriba de un auto. Sabía que trabajando duro estaban todas las condiciones dadas para ser campeón… Obviamente, ví, escuché y percibí esos momentos en que algunos dudaban de mis condiciones, pero me mantuve siempre fuente y no perdí de vista mi objetivo final: el título”, afirmó.
LA CLAVE DEL ÉXITO
Pernía tuvo un gran año -como otras tantas veces- pero los dos triunfos iniciales (Córdoba y General Roca) lo catapultaron como un serio aspirante al cetro, algo que ratificó luego con ese éxito en el Hermanos Gálvez. Claro que enfrente tuvo a otro gladiador: Matías Rossi (Toyota), con quien se alternó en el primer puesto del torneo.
La batalla final tuvo lugar en Neuquén, cita a la que Pernía llegó arriba en la tabla de posiciones con siete puntos de ventaja sobre Rossi.
“Después de ganar en Buenos Aires trabajamos fuerte y detectamos las debilidades que teníamos hasta ese momento. Hicimos unas pruebas en Alta Gracia y ahí apareció un auto ganador. Comparando esta definición con las otras que perdí, esta vez conté con un coche que me dio la confianza necesaria para salir a definir con un rival tan duro como Rossi y su equipo, que a mitad de año había estado muy fuerte”, explicó Leo.
Con ese Fluence contundente alistado por el equipo que tan bien dirige Marcelo Ambrogio, el Tanito dio un golpe casi de K.O. al ganar la clasificación el sábado. “Creo que fue la mejor vuelta de mi vida”, aseguró sobre su quinta pole de la temporada. El resto es conocido: terminó segundo detrás de Agustín Canapino (Chevrolet) y pudo, finalmente, lograr la gloria.
TRABAJO DE EQUIPO
En un año que tuvo la particularidad de contar con diferentes reglamentos técnicos y deportivos aplicados sobre la marcha, los juegos de equipo también tuvieron un rol fundamental. Renault no fue la excepción al momento de aplicar estrategias y a lo largo de la temporada hubo decisiones que beneficiaron a Pernía y también a Facundo Ardusso, su coequipier.
“Sin dudas, fue un certamen diferente al resto por esa serie de modificaciones”, analiza el campeón. “Ya en la cuarta carrera en Rosario la orden fue que ganase Ardusso para que cumpliera con el requisito de la victoria obligatoria. Yo ya había vencido en las dos primeras fechas y era el puntero del torneo, pero salí a correr sabiendo que no podía vencer. Después en Salta pasó a la inversa: le dijeron a Facu que me dejara pasar, aunque yo sabía que tenía mejor auto como para ganar la posición sin problemas. Durante el año el equipo estudió cada situación y los puntos que estaban en juego y nosotros, los pilotos, lo tuvimos que entender”.
Dentro de su análisis, el ex futbolista de 44 años también destacó: “Si Ardusso no rompía la goma en Mendoza también era claro candidato. No fue que la orden de Salta me hizo sentir que yo era la punta de lanza de Renault en este campeonato. Recién en la carrera de Río Cuarto, en la anteúltima fecha, se definió que yo iría a luchar por el título con la ayuda de mis compañeros”.
Esta ansiada corona tuvo una doble satisfacción para Leonel Pernía. Por un lado, saldó su cuenta pendiente y por el otro lo consiguió junto a muchas personas que lo acompañaron cuando él comenzó a correr a mediados del 2000: “Fue como sacarme un peso de encima porque al final pude ganar con este equipo, con este grupo humano que me vio crecer y me abrió las puertas. Los mecánicos son prácticamente los mismos del primer día en que empecé a correr. Y ahora tuve la posibilidad de abrazarlos a todos y darles la alegría de ser campeones”.