Lo primero que quiero decirles es que -a pesar de que muchos la consideren la categoría “máxima”- no sigo, ni seguiré el Turismo Carretera porque no comulgo con los autoritarismos y las discrecionalidades. Que son los sesgos claros de su actividad.
Tampoco comulgo con las opacidades en el deporte de competición. No les cuento a mis oyentes y lectores cosas en las que yo mismo no creo. Esta es una cuestión de principios. Como los que me llevaron a dejar de hacer periodismo mientras estuve ligado durante mucho tiempo a un equipo de carreras.
Para mí, el automovilismo es vanguardia. Porque el desarrollo es el único valor que realmente justifica llevar adelante una actividad tan cara, tan peligrosa, tan “ruidosa”, tan molesta para los de afuera y tan sacrificada para los que trabajan en los coches.
Y cuando todo el automovilismo argentino se dedica a destruir a sus categorías de vanguardia y se estructura política e institucionalmente con ese fin, no puedo evitar señalarlo como una “equivocación” grave. Y pongo equivocación entre comillas, porque veo a gente hacerlo con tanta eficacia que sugiere profesionalidad.
También quiero contarles que cuando se anunció la categoría de las camionetas (NdeR: TC Pick-Up), fui el único periodista que le advirtió públicamente en una conferencia de prensa al entonces presidente del TC2000 que se trataba de un “caballo de Troya” apuntado directamente a terminar con su histórica serie. La que más adelantos tecnológicos y de seguridad y espectáculos más valiosos le entregó al automovilismo argentino en los últimos cuarenta años.
Tengo conciencia de esto que mis colegas llaman “La Grieta” desde nuestro tiempo como equipo de TC2000, porque el Top Race fue el primer intento para derribarlo. Y porque los periodistas del mismo programa que hoy se quejan, venían a nuestro box a hacerles preguntas de TC a los pilotos cuando estaban vestidos con los colores de nuestra escudería. Intentando demostrar que les interesaba más lo que hacían con un ‘Falcon’ preparado en uno de los “Cien barrios porteños” que lo que hacían en un auto de última generación creado y construido por Oreste Berta. Como si todo fuera lo mismo.
Pero en estos últimos diez años -solo detenidos por una breve investigación de AFIP– la embestida contra las únicas categorías en las que los pilotos y equipos emplean todos los sistemas de vanguardia y nos conecta al automovilismo internacional ha sido tan fuerte que hasta les ha costado permanecer.
“La Grieta” es clara. El automovilismo “show” parece que le ganará el combate al del desarrollo. Ya no habrá grandes equipos, ni mentes brillantes creando coches admirables. Yo no aplaudiré, ni llevaré en andas a ese “campeón”. Tampoco se los contaré por radio.
Esta columna ha sido publicada en Automundo con la autorización del autor. En este link, el artículo original.
Comparto en gran parte tu opinión, pero……nombraste a una persona la cual, entró en un negocio con la ACTC principal culpable de generar una grieta y destruir el TC solo por lograr dividendos para su presidente y mismas actitudes de su ex presidente, esa persona que nombraste es Oreste berta, hace mucho tiempo lo idolatran, hasta que se metió en el negocio de la ACTC, por eso creo que tanto mazzacane y su comisión directiva, Berta y otros ex pilotos secos de plata , se suman a este choreo, que no es ni más ni menos que eso, sin como sindicalistas se presentan solo ellos a elecciones y así están mil años en el sillón, y pregúntenle a Carburando que sucedió con aventón ( antes de escaparse) y se darán cuenta que es la dirigencia de la ACTC y por último palo a la cabeza para varios pilotos de nombre, que están en el circo, ESTO ULTIMO JAMAS LO ENTENDERE, PUTEAJN POR LO BAJO Y DESPUES LOS APOYAN EN TODO