La Federación Internacional del Automóvil quiere que, de una vez por todas, los equipos de la Fórmula 1 sigan al pie de la letra las recomendaciones que hace Pirelli sobre la utilización de sus neumáticos, algo que ha sido puesto en duda en aquellas carreras en las que las gomas se han roto por circunstancias ajenas a su manufactura. Tal como ocurrió en el último Gran Premio de Azerbaiyán con los abandonos de Max Verstappen (Red Bull) y Lance Stroll (Aston Martin).
Para darle un corte definitivo al asunto a partir del Gran Premio de Francia de este fin de semana se harán controles exhaustivos. Los mismos serán tan puntillosos que se les envió a cada escudería un dossier de 12 páginas en las que se describen qué cosas se pueden hacer y qué no.
Uno de los temas más delicados es la presión, que no se puede controlar en tiempo real actualmente, aunque sí se podrá hacer a partir de 2022. En ese sentido la responsabilidad de seguir los parámetros recomendados será de los equipos.
Además, se intensificarán las verificaciones para evitar que enfríen las gomas después de que cada escudería haya informado las presiones mínimas de los compuestos. En ese sentido, los teams dispondrán de 30 segundos para sacar su vehículo a la pista desde el momento en que se retiran las mantas calentadoras.
El estado de las gomas se medirá antes del inicio de la clasificación y la carrera. Todos los controles se llevarán a cabo utilizando medidores suministrados y calibrados por Pirelli y precintados por la FIA. Mientras que las temperaturas se controlarán a través de una pistola infrarroja.
Cualquier auto que no pase los controles previos al inicio del Gran Premio después de la señal de tres minutos para el inicio podría ser obligado a salir desde el pitlane.