“Tengo una sensación de felicidad plena. Es increíble porque trabajé mucho para lograrlo. Después de tanto tiempo, de varios años de insistir, de probar y de fallar, hoy lo tengo acá en mis manos… No me quiero despegar, estoy casi todo el día con él, hasta duermo con el trofeo…”. Kevin Benavides explica con esas palabras su sentimiento tras el momento más feliz de su vida: ganar el rally Dakar en la categoría motos.
Y lo que dice es verdad. Está sentado frente al micrófono y la cámara de Automundo y no para de acariciar a la legendaria escultura del tuareg –al que cariñosamente bautizó como “el beduino”-, que testifica con sus siete kilos de peso que es el justo ganador una de las ediciones más peleadas que se recuerdan en las dos ruedas.
“No es porque lo haya ganado yo, pero sin dudas fue el Dakar más peleado de los últimos años. Además, fue muy difícil en cuanto al terreno, la navegación y la extensión de las etapas que nos llevó a correr muchas más horas que en años anteriores. Fue una competencia muy dura en todo sentido”, afirmó el piloto del equipo oficia Honda.
La charla ocurre en la sala Malvinas Argentinas del aeropuerto internacional de Ezeiza. Allí fue recibido por los directivos de Honda Motos de Argentina, con su presidente Seiji Saito a la cabeza. Antes de hablar con un selecto grupo de periodistas, el ejecutivo le entregó una placa por ese triunfo que por primera vez pone a la Argentina y a Sudamérica en la lista de vencedores de la división más difícil del legendario rally.
El Dakar 2021 dejó sus huellas en Kevin, más allá de toda la alegría por la victoria. La nariz lastimada y los tobillos aún doloridos por el traspié de la quinta etapa -se clavó de punta con la moto al saltar una duna y pegó con el casco en el instrumental- son una muestra de hasta donde luchó por conseguir el éxito. Porque si bien a penas sucedió ese incidente se decía “esto no me puede estar pasando a mí”, enseguida retomó el ritmo y logró el triunfo en ese parcial, un resultado que lo puso en buen camino hacia la victoria.
También es bueno reconocer que tuvo sus momentos complicados. En la séptima etapa perdió diez minutos por un error de navegación y quedó relegado en la clasificación. “Sentí que ahí se podía perder la carrera”, confesó el motociclista de 32 años. “Pero por cómo venía la carrera sabía que cada día podía cambiar la situación. Para mí lo importante era no pensar mucho en el final y sí correr etapa por etapa”, aclaró.
Dos días después llegó la redención con la victoria en la novena etapa, que se la dedicó a su amigo Paulo Goncalves, justo en el primer aniversario de su fallecimiento. Pero esa jornada tuvo un sabor agridulce por el abandono de su hermano Luciano, que corre para Husqvarna. “Me sentí triste por él, pero estaba tranquilo porque no se había golpeado muy fuerte… Lo que le pasó también me dio más fuerza para luchar”.
Después de muchas horas de viaje, Kevin llegó a su Salta querida el domingo pasadas las 19. Allí fue recibido como un héroe. Y no es para menos, como lo dice él mismo mirando a su beduino: “Para mí lo más importante era hacer historia y acá está…”.
EL DAKAR 2021 DE KEVIN BENAVIDES DÍA POR DÍA