Considerado como uno de los mejores bateristas de todos los tiempos, el inglés Keith Moon (23/08/1946-7/09/1978) no solo trascendió por su labor en The Who y por su extravagante comportamiento, sino también por su amor por los autos.
Su talento detrás de la batería de la banda que compartía con sus compatriotas Roger Daltrey (voz), Pete Townshend (guitarra, teclados y voz) y John Entwistle (bajo y voz) quedó registrado en obras memorables como My Generation y otras tantas otras canciones.
Mientras que su excentricidad también trascendió el tiempo. Una vez cargó con explosivos uno de los bombos de su batería durante la presentación del grupo en el programa de televisión The Smothers Brothers Comedy Hour y los hizo explotar al final de la última canción. La broma terminó con el pelo de Townshend chamuscado y el propio Moon herido en un brazo con un trozo de uno de los platillos.
Pero se hizo más famoso por su manera de festejar su 21º cumpleaños: dinamitó el baño de la habitación del Holiday Inn de Míchigan, donde se alojaba junto a sus compañeros, y se arrojó con un auto a la pileta del hotel. Algunos dicen que estaba manejando un Cadillac, otros que se trataba de un Rolls-Royce y hasta un Lincoln Continental. Tampoco se sabe si la piscina tenía agua o no y si fue en ese incidente donde Moon se rompió un diente. Lo cierto es que por la alocada celebración, a The Who se le prohibió la entrada a todos los hoteles Holiday Inn de por vida…
Estos y otros tantos episodios autodestructivos le valieron un apodo muy atinado al baterista: “Moon the loon” (Moon el lunático).
Al margen de estos episodios, Moon tenía una gran simpatía por los autos y ese se notaba en su colección, que estaba integrada por una Ferrari Dino 246, que fue chocada por unos amigos; un AC 428 Frua que le compró a su colega John Bonham de Led Zeppelin, un Chrysler Wimbledon Limousine de 1939, un Hot-Rod, un Mercedes-Benz y varios Rolls-Royce. A uno de esos Rolls lo pintó de lila con pintura común. Según Daltrey, Keith lo hizo porque le gustaba tomar cosas icónicas de clase alta y convertirlas en cosas de un nivel más bajo.
Su gusto por los autos incluso quedó registrado en su único trabajo solista: Two Sides of the Moon (1975), en cuya aportada aparece sobre un Rolls-Royce Phantom IV que, según cuentan algunos, perteneció al dictador español General Francisco Franco.