Sin dudas, el Campeonato Alemán de Turismo, popularmente conocido por sus siglas DTM, es la categoría de vehículos de referencia a nivel mundial por la calidad de sus vehículos y la tecnología que los equipa. Como dicen desde la división, “durante 35 años ha emocionado a millones de fanáticos en todo el mundo y se ha convertido en la serie de turismos Premium de Europa”.
Para mantener ese liderazgo en la actualidad sus autos están lejos de las especificaciones de producción, como sucede con otras especialidades. Están construidos con fibra de carbono, equipados con una aerodinámica de última generación y con potentes motores turboalimentados de 600 CV.
¿Pero qué hay en el futuro del DTM? La respuesta es el ITR, su espectacular visión conceptual de cómo podría evolucionar el automovilismo utilizando vehículos eléctricos alimentados por batería o tecnología de pila de combustible de hidrógeno y hasta con robots que se encargarían de realizar el cambio de neumáticos….
Aunque en este ejercicio el ITR fue concebido como “una nueva y visionaria serie de propulsión eléctrica que podría funcionar junto con DTM” está claro que podría ser el futuro del campeonato en el contexto del crecimiento de la electromovilidad.
Según explican desde la división germana, “el objetivo del ITR es proporcionar a los fabricantes una oportunidad sin precedentes para diseñar y desarrollar sus propios vehículos eléctricos del futuro de alto rendimiento”.
El concepto contempla el suministro de energía de dos fuentes diferentes: la batería regular, ya utilizada en muchos vehículos eléctricos/híbridos; y la tecnología de celdas de combustible, que transforma el hidrógeno en energía eléctrica.
Las paradas en boxes también serían revolucionarias. Los grandes robots industriales no solo reemplazarían las cuatro ruedas, sino que también quitarían y reemplazarían la batería o el tanque de hidrógeno ubicado en la parte inferior del automóvil. En el transcurso de una carrera de 40 minutos cada automóvil requeriría una parada obligatoria para obtener energía nueva.
Con un tren motriz eléctrico de alto rendimiento, estos autos de carrera futuristas serían capaces de producir potencias superiores a 1.000 CV durante breves períodos de tiempo y alcanzar velocidades máximas superiores a 300 km/h.
Los ITR incorporarían las baterías y los tanques de hidrógeno dentro del monocasco de fibra de carbono, muy probablemente en la parte inferior del cuerpo, donde la distribución del peso sería óptima y con la opción de extracción y reemplazo rápidos durante las paradas en boxes.
“Este es un concepto valiente e innovador”, aseguró Gerhard Berger, el ex piloto de Fórmula 1 que está a cargo del DTM y del ITR. “Hay que mirar hacia el futuro si quieres formar parte de él. Hay que ofrecer carreras con sistemas de conducción alternativos que inspiren a los fanáticos. Es obvio que los fabricantes que desean involucrarse en el automovilismo se están centrando cada vez más en conceptos alternativos de manejo”, agregó.
Por esto último, el DTM introdujo este año los motores turbo de cuatro cilindros eficientes y de alto rendimiento. También se está probando un combustible acorde a las prestaciones del impulsor y respetuoso con el medio ambiente y se están buscando oportunidades para introducir tecnologías de conducción sostenibles, incluida la introducción de tecnología híbrida en 2022.
¿Y cómo podría llegar al ITR a las pistas? Solo podría hacerse factible mediante la colaboración de proveedores exclusivos para todos los autos. Esto garantizaría tanto la paridad técnica como controles de costos eficientes.
El sistema de accionamiento eléctrico, que utiliza motores eléctricos, electrónica de potencia y una batería (BEV) o pila de combustible, se estandarizaría en gran medida, con cierta libertad de ingeniería.
Más allá de la estandarización de algunos componentes, la nueva serie igual resultaría atractiva para los fabricantes porque podrían utilizar con autos parecidos a sus modelos de producción, una opción que las divisiones eléctricas de la actualidad no permiten. Además, el gran poder de los impulsores y las tremendas velocidades les permitiría a los fabricantes tener condiciones ideales para explorar y desarrollar sus propios automóviles de carretera de alto rendimiento.
El ITR aparece como un salto cuántico para el automovilismo; uno que implica un desafío y una oportunidad técnica y organizativa significativa. Sin dudas, esta categoría funcionaría como un campo de pruebas para los fabricantes, así como un acelerador de desarrollo para tecnologías relevantes para los automóviles de producción.
“Aunque los vehículos híbridos y eléctricos han establecido un punto de apoyo en el mercado, creo que falta un concepto verdaderamente nuevo e inspirador. Con este proyecto, queremos demostrar que estamos abiertos a lo que depara el futuro y que tenemos algo nuevo que ofrecer a los fabricantes del mundo”, admite Berger, que está seguro que el ITR es el camino a seguir…