La posibilidad de que el óvalo de Rafaela vuelva a albergar una carrera de IndyCar, como en 1971, es un proyecto que empieza a tomar forma. La reciente visita del inspector jefe de la categoría estadounidense, Tony Cotman, dejó un panorama prometedor, aunque se requerirán numerosas mejoras en seguridad para que el histórico trazado se ajuste a los exigentes estándares internacionales.
Cotman, quien ha inspeccionado circuitos en Argentina como Buenos Aires y Termas de Río Hondo, fue tajante al afirmar que Rafaela, con las adecuaciones correctas, podría ser la pista más rápida del mundo. “Con la configuración de Indianápolis, aquí se lograrían velocidades máximas superiores”, mencionó Cotman durante su visita, aunque evitó hacer afirmaciones definitivas sobre la viabilidad inmediata del proyecto. Lo que sí quedó claro es que la infraestructura del circuito, especialmente en materia de seguridad, requiere una modernización significativa. Si se reúne el financiamiento necesario para mejorar la pista, Rafaela podría ser escenario de la carrera más rápida del mundo.
En la conferencia de prensa, el intendente de Rafaela, Leonardo Viotti, junto a Ricardo Juncos, co propietario del equipo Juncos Hollinger Racing de IndyCar, subrayaron la importancia de esta primera inspección técnica. “Este es solo el primer paso”, señaló Viotti, aunque también admitió que traer a IndyCar de vuelta a Rafaela será un proceso largo, que incluye inversiones privadas y el apoyo de organismos gubernamentales locales y provinciales.
El master plan presentado por Atlético de Rafaela, que incluye mejoras en los boxes, ampliación de tribunas y modernización de instalaciones para medios de comunicación, ya ha sido revisado por Cotman, quien lo calificó como “viable”.
Las medidas de seguridad, como el refuerzo de los muros perimetrales y la implementación de tecnologías modernas utilizadas en óvalos norteamericanos, serán claves para lograr que IndyCar regrese a Rafaela. Según Cotman, “se necesitan muchas mejoras, pero se pueden hacer”. Estos cambios permitirían que el histórico circuito no solo sea el más rápido del mundo, sino también el más seguro para los pilotos.
El impacto económico de un evento de esta magnitud también fue discutido. Viotti mencionó que una carrera de IndyCar podría atraer entre 80.000 y 100.000 personas, lo que representa un enorme beneficio para la ciudad y la provincia. Sin embargo, para lograr este sueño, aún falta mucho trabajo, especialmente en temas de financiamiento y coordinación logística.
El entusiasmo de la comunidad local y de los responsables del circuito es palpable, pero tanto Cotman como Juncos prefirieron mantener un tono cauteloso. El proyecto está en marcha, pero será necesario continuar con las evaluaciones técnicas y, sobre todo, reunir los recursos necesarios para llevarlo a cabo. Sin embargo, si se concretan las mejoras, Rafaela podría volver a ser escenario de una hazaña automovilística histórica, tal como lo fue en 1971 con las legendarias 300 Indy.