El automovilismo de alta competición no es solo una prueba de habilidad técnica y destreza en la pista, sino también un desafío físico extremo para los pilotos. El arrecifeño Agustín Canapino, que este año está en su segunda temporada en IndyCar, lo demostró al compartir reveladoras cifras sobre la exigencia que enfrentó durante el Gran Premio de Long Beach.
“Un ejemplo de la terrible exigencia física que requiere IndyCar… 1h43m de carrera, siempre por encima de mi 80% de ritmo cardíaco, tocando más de 90% en el final (donde lo venía dando todo para mantener a O’Ward detrás) y perdiendo tres kilos de peso”, expresó Titán en sus redes sociales tras finalizar 15° en la carrera del domingo.
Los números del piloto del Juncos Hollinger Racing hablan por sí solos. Durante la segunda fecha de la IndyCar en Long Beach, Canapino alcanzó una frecuencia cardíaca máxima de 177 pulsaciones por minuto y una frecuencia cardíaca media de 149 ppm.
Además, el Titán quemó un impresionante total de 1.952 calorías durante la carrera, lo que equivale a una quema del 13% de grasa sobre las calorías totales consumidas.
Estos números reflejan la constante demanda física a la que están sometidos los pilotos de IndyCar. Durante casi dos horas de competición en el circuito callejero de Long Beach, Canapino mantuvo su ritmo cardíaco por encima del 80%, alcanzando picos superiores al 90% en los momentos más intensos de la carrera.
La pérdida de tres kilos de peso durante la competición es un indicador impactante de la cantidad de energía que Canapino, al igual que sus rivales, debieron desplegar en cada vuelta al circuito callejero, luchando contra la fuerza G, las altas temperaturas dentro del habitáculo y la tensión constante de la competencia.
Estos datos subrayan la importancia del entrenamiento físico riguroso que los pilotos de IndyCar deben llevar a cabo para estar en óptimas condiciones durante las exigentes carreras. Además de dominar sus habilidades al volante, deben mantener una excelente condición física para soportar las demandas extremas de la competición.
La revelación de Canapino proporciona una perspectiva valiosa sobre el mundo del automovilismo de élite, destacando el sacrificio y la dedicación que implica competir al más alto nivel en la IndyCar.