Turismo Carretera: la categoría que tiene su lugar en el libro Guinness de los récords

Como ya que había sucedido en Europa, la llegada de los automóviles a la Argentina en los primeros años del Siglo XX incentivó a sus propietarios a desafiar a la velocidad. El Automóvil Club Argentino, fundado en 1904, se hizo eco de ese entusiasmo y en 1909 comenzó a idear una carrera de largo aliento.

En 1910, como adhesión a los festejos por el centenario de la Revolución de Mayo, el ACA organizó su primer Gran Premio, que quedó en manos de Juan Cassoulet, uno de los pioneros del automovilismo argentino.

Las ediciones del Gran Premio se sucedieron sin grandes inconvenientes hasta que los accidentes comenzaron a ser cada vez más graves por el veloz andar de los vehículos. Esos incidentes motivaron a la Dirección Nacional de Vialidad a suspender las carreras en ruta en el territorio nacional en 1934 como consecuencia de la muerte de Domingo Bucci en Arrecifes un año antes.

Pese a la prohibición, el ACA no se quedó con los brazos cruzados y logró convencer a las autoridades nacionales de hacer una excepción. En sintonía con ese pedido, la institución dio las pautas para crear una nueva categoría de autos de “Carretera”.

CON EL OK DE LA DIRECCIÓN NACIONAL DE VIALIDAD

El 20 de julio de 1937, luego de numerosas gestiones, la Dirección Nacional de Vialidad autorizó al ACA a organizar el Gran Premio Argentino de aquel año ante el compromiso de la institución de respetar los siguientes puntos.

1) Las pruebas o competencias de turismo deberán excluir a los coches de carrera y gran Sport debiendo ser su recorrido superior a los 1.000 kilómetros por rutas y zonas distintas del país a una velocidad máxima de 120 km/h y siempre que no exijan el cierre del tráfico normal y cotidiano de las rutas a recorrer.

2) En la prueba que da lugar a estas actuaciones quedan excluidos los coches de carrera y gran sport.

3) Corresponde acordar el permiso solicitado, a condición que el reglamento de la prueba limite la velocidad a 120 km/h.

4) A fin de evitar equívocos en cuanto al carácter de la prueba es conveniente sustituir la palabra “carrera” por “raid de larga distancia”.

EL GRAN PREMIO ARGENTINO DE 1937

A las cero del 5 de agosto de 1937, el rionegrino Arturo Kruuse detuvo su Plymouth en la línea de partida ubicada en la esquina de Blandengues y Monroe a la espera que Agustín P. Justo, presidente de la Nación, le marcara con una bandera el inicio del extenuante Gran Premio Argentino que pasaría por 14 provincias (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Corrientes, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza y San Luis).

Un total de 69 vehículos (61 coches cerrados, siete convertibles y un double featon) largaron la prueba con la esperanza de completar el recorrido de 6.894,7 kilómetros divididos en diez etapas.

El ACA armó un trayecto de caminos bien distintos con tramos de asfalto y tierra. Durante esa decena de días miles de personas se acercaron a la vera de los caminos para ver pasar los coches de turismo que luchan por el triunfo en la larguísima competencia.

El 15 de agosto, apenas 19 autos de los 69 que iniciaron la odisea arribaron a la línea de meta en la calle 52 y Plaza Rivadavia, en La Plata.  A cinco mil metros de la llegada se instaló una sirena y a 2.500 una alarma para avisarle al público el arribo de las máquinas.

Carlos Garbarino, con su Ford número 64, fue el primero en recibir la bandera de cuadros al ganar la última etapa. Minutos después lo hizo el Ford número 4 manejado por Hipómenes, el ganador de la carrera. Ángel Lo Valvo, dueño del seudónimo, se quedó con el triunfo del Gran Premio y con un jugoso reconocimiento en efectivo…

La historia diría que aquella carrera no fue una más ya que fue el nacimiento del Turismo Carretera, la categoría más popular de la argentina y el campeonato más longevo en la historia del automovilismo mundial

EL GANADOR QUE SE ESCONDIÓ DE SUS ACREEDORES

Lo Valvo comenzó su carrera en el automovilismo en 1936, cuando vivió un buen año en su negocio de compra y venta de cereales y le preguntó al escribano Osvalo Bracco en qué podía invertir la plata que le sobraba.

Bracco, delegado del ACA en Arrecifes, le ofreció una cupé Ford V8 que alcanzaba los 140 km/h, a 3.500 pesos. Con ese auto, Ángel finalizó tercero en el Gran Premio del ‘36 y se llevó 6.800 pesos de premio, una buena manera de recuperar la inversión…

Después de esa experiencia el arrecifeño, de 27 años, le puso el ojo al Gran Premio de 1937. Pero su situación financiera cambió notablemente al punto de ser acechado por los acreedores.

Lo Valvo decidió pedirle algo de dinero prestado a Bracco para poder correr y se anotó con el seudónimo de Hipómenes, para proteger su identidad. Ni siquiera se inscribió él para la competencia. En su lugar lo hizo Antonio Spampinato, su cuñado y acompañante.

Después de una decena de días a pura velocidad, en su segunda carrera Lo Valvo se quedó con el triunfo y el jugoso premio de 40.000 pesos, que equivalían a diez autos cero kilómetro. Con el dinero ganado pudo saldar sus deudas e inscribirse en la historia grande del TC.

Tras un flojo 1938 de magros resultados, en 1939 Lo Valvo venció en el Gran Premio Internacional del Sur, fue quinto en las Mil Millas Argentinas, octavo en el Gran Premio Argentino y 25º en el Gran Premio Extraordinario. Esos resultados le permitieron quedarse con la corona..

Luego llegó el parate por la Segunda Guerra Mundial. Tras el conflicto el primer ganador del TC continuó corriendo hasta 1953, año en el que se retiró tras participar de las Mil Millas.

EL TC EN EL LIBRO GUINNESS DE LOS RÉCORDS

En 2009, el Turismo Carretera acrecentó aún más su fama al ingresar al Guinness World Records como “el campeonato de automovilismo más antiguo que sigue activo en la actualidad”. La categoría argentina inició su historia 10 años antes que el NASCAR de Estados Unidos y 13 años antes que la Fórmula 1, nada menos.

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