A fines de la década de 1970, la inventiva en la Fórmula 1 no tenía límites. La mejor demostración de un reglamento técnico que permitía “casi todo” fue el Tyrrell P34, también llamado el “Tyrrell de seis ruedas”, precisamente porque tenía seis ruedas: cuatro adelante y dos atrás.
Como si su extraña apariencia no fuese suficiente para llamar la atención, aquella creación del equipo de Ken Tyrrell se destacó también por su rendimiento al punto que el sudafricano Jody Scheckter lo llevó al triunfo en el Gran Premio de Suecia de 1976.
Sin embargo, después de la temporada de 1977 el auto quedó descartado por los grandes costos que tenía Goodyear para fabricar los pequeños neumáticos delanteros para un solo equipo.
Al otro lado del Atlántico, en la localidad entrerriana de Rosario del Tala, un piloto al que le fascinaban los desafíos técnicos y que siempre trataba de innovar con sus autos quedó admirado por la creación del equipo inglés. Tanto que se propuso fabricar su propia versión de un monoposto de seis ruedas para correr en la Fórmula 6 Entrerriana, que a fines de los ’70 era una de las categorías más convocantes en Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba.
ASÍ NACIÓ EL CARDÚ DE SEIS RUEDAS
Gabriel José Cardú, el piloto e inventor en cuestión, no tardó mucho en aprovechar su amistad con Carlos Alberto Reutemann para darle forma a su idea. El Lole aceptó la misión del Turco, como lo llamaban, y le consiguió esas imágenes en las que se veían todos los detalles del F.1 ideado por Derek Gardner.
Sin la velocidad de hoy en día para tener acceso a la información, Cardú tuvo listo su auto de seis ruedas para mediados de 1978, cuando el P34 ya era historia. Su proyecto llegó a oídos del Dr. César Carman, entonces presidente del Automóvil Club Argentino.
El titular del ACA había quedado tan impresionado que le pidió al Turco que llevara su auto al desfile que se iba a realizar en el autódromo de Buenos Aires con motivo de la presentación de Mundial de Fútbol.
Cardú primero desechó la invitación porque venía muy atrasado con el armado del auto. Pero ante la insistencia de Carman no le quedó otra que aceptar. El monoposto, equipado con un motor de Jeep IKA preparado por Oreste Berta, se terminó de armar en el autódromo y con lo justo participó del desfile.
Pese a tener 150 kilos más que los otros vehículos de la categoría, Cardú hizo de las suyas con su auto de seis ruedas. En Paraná lo puso a 212 km/h y hasta llegó a puntear una carrera en Chajarí.
Dicen que el Cardú de seis ruedas está en un rincón de un taller de Rosario de Tala a la espera de que alguien se atreva a restaurarlo. Algo que sería todo un homenaje para su creador y, obviamente, para aquel auto que lo inspiró.