La compañía británica Alvis, fundada en 1919 y que actualmente se dedica a la restauración y fabricación por encargo de los vehículos que produjo hasta 1967, emprendió hace casi dos décadas uno de sus proyectos más ambiciosos: revivir el único Alvis Grand Prix que ha llegado a nuestros días.
Este vehículo, que fue exhibido en la última edición del Automobile Council de Japón, corrió por última vez en las 200 Millas de Brooklands de 1927, una prueba organizada por el Junior Car Club.
El renacimiento del histórico coche ha dependido de varios meses de investigación minuciosa, aunque la mayoría de los elementos originales se conservaron tras su adquisición en 2006.
Este Alvis causó revuelo en 1927 debido a su diseño mecánico altamente inusual, el cual carecía de un eje frontal convencional. En su lugar, el sistema de dirección utilizaba cuatro resortes elípticos en una disposición independiente única.
Con un potente motor de ocho cilindros en línea de 1.5 litros y una caja de cambios montada longitudinalmente, el Alvis Grand Prix de tracción delantera tenía también una longitud distintiva en comparación con sus competidores.
Pese a sus novedades técnicas, el Alvis fue un automóvil poco confiable. Si bien se clasificó segundo para la carrera de Brooklands con George Duller detrás del volante, se retiró debido a una falla del impulsor.
Al regresar a la fábrica de Alvis, el motor fue retirado y desmantelado por completo para diagnosticar la causa de la falla: una biela rota, que ahora se exhibie en la sala de exposición de Alvis en Kenilworth. El coche, al que nunca más se le colocó un motor, permaneció en un rincón de la fábrica por más de una década.
Posteriormente, el coche fue abandonado en el desguace Roach Brothers en Coventry en la década de 1930 para desmantelarlo. Sin embargo, fue vendido a Bill Pitcher, propietario de un concesionario de motocicletas en Rugby.
Pitcher se dedicó a tratar de encontrar un motor y una caja de cambios de reemplazo y se propuso colocarle el impulsor en el sector posterior. Sin embargo, jamás materializó esa idea y vendió el Alvis Grand Prix a mediados del ‘50.
El nuevo propietario, Nic Davies, un entusiasta de Alvis, lo tuvo durante casi 50 años. Davies viajó por el mundo con el automóvil, llevándolo a Australia, Papúa Nueva Guinea, Florida y otros lugares del planeta. Durante todo este tiempo, el auto se mantuvo en las condiciones en las que lo había de dejado Pitcher.
Recién en 1990, Davies inició su reensamblaje. Aunque lejos de estar completo, este proyecto hizo que el automóvil funcionara por sí solo por primera vez en más de 75 años el 19 de abril de 2003.
Fue en este estado en 2006 cuando Alan Stote, el propietario actual, adquirió el automóvil de carreras y le encargó a Alvis que lo dejara tal cual corrió en Brooklands hace 96 años.