Gran Premio de Mónaco de 1996: Oliver Panis, rey por un día

Cuando el francés Oliver Panis cruzó la meta del Gran Premio de Mónaco de 1996 tenía 39 competencias de Fórmula 1 en sus espaldas y solo dos segundos puestos como mejor resultado. La bandera de cuadros que recibió el galo aquel lluvioso 19 de mayo sobre su Ligier-Honda Mugen le permitió sumarse al selecto grupo de ganadores de la Máxima, algo que tuvo una mayor relevancia por el mismísimo escenario y por las difíciles condiciones de la pista que provocó el abandono de la mayoría de sus rivales.

Panis, que entonces tenía 29 años, se adjudicó el triunfo tras superar al escocés David Coulthard (McLaren-Mercedes) por cuatro segundos y al británico Johnny Herbert (Sauber-Ford) por más de 37 segundos.

La carrera resultó demoledora por las condiciones. Se largó con llovizna, la elevada humedad hizo que el piso tardase largo tiempo en secarse; mientras que en las últimas vueltas volvió a llover. El mejor testimonio de esa dureza fue que sólo cuatro coches terminaron rodando en la pista, aunque se llegaron a clasificar siete por la distancia recorrida (75 de las 78 vueltas pactadas).

“Rompí el motor en los entrenamientos y estaba bastante decepcionado”, comentó Panis luego de la competencia. “El coche funcionaba con el depósito a full y me di cuenta de ello en los entrenamientos libres previos a la carrera. Por eso salí con el máximo combustible. Creo que gracias a ello he ganado la prueba, porque me ha permitido parar sólo una vez en boxes”, añadió el feliz ganador.

En Montecarlo la salida suele marcar el desarrollo de la carrera porque adelantar es complicado en este trazado sinuoso y estrecho en la mayoría de sus tramos. Por eso todo el mundo estaba pendiente de lo que ocurriría en los primeros metros, aunque nadie imaginaba que tras la primera vuelta cinco coches abandonarían. Y menos que uno de los perjudicados sería el campeón alemán Michael Schumacher (Ferrari), que largaba desde la pole position.

Sin Schumi, la carrera perdió uno de sus principales atractivos. El británico Damon Hill (Williams) se encontró solo en cabeza, sin la amenaza del alemán. El francés Jean Alesi (Benetton) y el austriaco Gerhard Berger (Benetton) rodaban demasiado lejos del líder como para inquietarlo.

Sólo un cambio de neumáticos de Hill le permitió a Alesi tomar el control de la carrera. Pero aquello fue un espejismo. El británico había cambiado a compuestos lisos en su pase por los boxes y eso le permitió atrapar y superar con facilidad al galo.

Sin embargo, en la vuelta 40ª, cuando rodaba a pleno régimen, el motor del auto de Hill explotó en el interior del túnel. El líder del Mundial, ganador de cuatro de las cinco carreras disputadas hasta ese momento, tuvo que abandonar. Así Alesi volvió al primer puesto, pero su alegría le duró poco: desertó por un problema de suspensión.

Entonces fue el momento de Panis, que había largado de 14° y paulatinamente fue ascendiendo en el clasificador hasta convertirse en el escolta de su compatriota. La feroz lucha que mantuvo por la segunda posición con Coulthard acabó por darle el triunfo, a aunque su mayor mérito fue no tener problemas y ganar posiciones a base de buenas maniobras.

“Las pude hacer porque el auto se comportaba muy bien. Pero el hecho de parar tan solo una vez y estar muy poco tiempo en el box, me ayudó también a superar a algunos rivales, como fue el caso de Coulthard. Sobre el final recibí la orden de levantar el pie para no quedarme sin combustible y por eso tuve que conducir muy cuidadosamente, sin llegar a pisar a fondo”, dijo.

“Panis condujo fantásticamente bien y aunque yo podría haber andado lo suficientemente rápido para alcanzarlo, mi última esperanza para pasarlo en este circuito era que él cometiera un error. Habiendo competido contra él en Fórmula 3000, sabía que no cometería ninguna equivocación así que mi tarea fue llegar con el auto hasta el final”, explicó Coulthard.

Para el equipo Ligier, que volvió a ganar luego de 15 años, y para Mugen Honda se trató de un resultado que fue más allá de los diez puntos sumados para el campeonato de Pilotos y Constructores. En un momento en que el futuro del equipo estaba amenazado por la falta de liderazgo político y también falta de fondos, el primer lugar de Panis significó el renacimiento de un nombre tradicional.  Mientras que para la Fórmula 1, la posibilidad de tener un nuevo nombre que rompió con la hegemonía de los grandes pilotos de aquella época.

GRAN PREMIO DE MÓNACO 1996

GRILLA DE PARTIDA

CARRERA

PROMEDIO:  124,014 km/h. RÉCORD DE VUELTA: Jean Alesi, en la 59°, en 1:25.205/1000 a 140,611 km/h.